Este 20 de enero de 2025 coincide con el 52º aniversario de la muerte de Amílcar Cabral, revolucionario africano y líder del movimiento independentista de Guinea-Bissau y Cabo Verde.
De origen caboverdiano y bissau-guineano, Amílcar Cabral nació el 12 de septiembre de 1924 en Bafata, en Guinea-Bissau, entonces colonia portuguesa, y tiene fuertes raíces en Cabo Verde, archipiélago de diez islas y ocho islotes situado a 450 kilómetros de la costa de Dakar.
Combinando la lucha armada con un movimiento político e ideológico, contribuyó a forjar una doctrina que militaba a favor de la descolonización y sigue influyendo en los movimientos de liberación de todo el continente africano y más allá.
Cinco décadas después de su asesinato el 20 de enero de 1973 en Conakry, su legado perdura más que nunca y sigue siendo fuente de inspiración para los movimientos panafricanistas y anticolonialistas actuales.
En 2020, la revista BBC Worlistories pidió a historiadores y lectores que nombraran al "mayor líder" -alguien que haya ejercido el poder y haya tenido un impacto positivo en la humanidad- y exploraran sus logros y legado.
Más de 5.000 lectores votaron, y con el 25% de los votos, Amílcar Cabral fue nombrado el segundo mayor líder mundial de todos los tiempos, según BBC World Histories.
Cabral, también conocido como Abel Djassi, encarnó en solitario el liderazgo de la lucha por la independencia de Guinea-Bissau y Cabo Verde.
Fue escritor, ingeniero agrónomo y nacionalista marxista.
En Praia, capital de Cabo Verde, su rostro y su nombre están omnipresentes en la isla, tanto que marcó su época y sigue inspirando a las generaciones actuales.
Nacimiento de un líder panafricano y creación del PAIGC
En 1932, la familia Cabral se trasladó a Cabo Verde y el joven Amílcar Lopes continuó su educación primaria y secundaria en Praia.
En 1945, a los 21 años, obtuvo una beca para estudiar en el Instituto Agronómico de Lisboa (Portugal), donde se licenció en 1950.
Durante su estancia en Lisboa, conoció a estudiantes de los demás territorios del imperio portugués, con los que creó un centro de estudios africanos y fundó el primer movimiento anticolonialista, y se casó con una portuguesa llamada Marie Helena Rodrigues.
Amante de la literatura, también leyó obras de historia, sociología, ciencias políticas y literatura, que constituyeron la base de su rica cultura humanista.
En 1952, con 28 años, regresó a Bissau para trabajar en la Oficina Provincial de Servicios Agrícolas y Forestales.
Al año siguiente, las autoridades coloniales portuguesas le encargaron un estudio agrícola. Paralelamente a sus actividades profesionales, Amílcar Cabral también se dedicó a sensibilizar a la opinión pública.
Tras un año recorriendo los campos guineanos, Amílcar Cabral se convenció de que la independencia sólo podía lograrse mediante la participación militar.
Su trabajo para despertar a las masas molestó a las autoridades coloniales y se vio obligado a exiliarse a Angola, donde se reunió con antiguos camaradas estudiantes.
De regreso a Guinea en septiembre de 1956, fundó con varios amigos el Partido Africano para la Independencia de Guinea y Cabo Verde (PAIGC), un partido de base marxista decidido a independizar Cabo Verde y Guinea-Bissau, y poco después ayudó a fundar el Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA).
Obligados a trabajar clandestina y discretamente, chocando con la intransigencia del gobierno portugués que entonces controlaba sus países, Cabral y sus amigos abrieron varios frentes: la resistencia armada, la vía diplomática y el movimiento ideológico y cultural.
Para Cabral, la independencia sólo tiene sentido si se mejoran las condiciones de vida de la población, y para lograrlo, los africanos deben recuperar el control de su historia, de la que fueron apartados por el colonialismo.
Para lograrlo, debe hacerse hincapié en la cultura como base de la organización política y social de las comunidades africanas.
Cabral también tenía talento para unir a la gente en torno a una causa común. Sabía que la lucha por la libertad no sería ni fácil ni rápida, así que enseñó a sus seguidores no sólo a luchar, sino también a cultivar sus propios alimentos y a cuidarse unos a otros.
Sus ideas se extendieron a Guinea-Bissau y Cabo Verde, sembrando la semilla de la independencia en los corazones y las mentes de la población.
La larga lucha por la independencia
Para Cabral, la liberación nacional era sólo el primer paso de un largo proceso que conduciría a la formación de lo que denominó "un hombre nuevo y una mujer nueva", subrayando que se trataba de un proceso complejo que iba más allá de la política simbólica de la independencia y las celebraciones. En sus palabras, la salvación y la liberación nacionales "deben poner fin no sólo al sufrimiento, sino también al atraso". Los africanos, añadió, deben "volver a las fuentes" para reinventar su cultura y su patrimonio y hacer frente a la dominación extranjera y al colonialismo.
La resistencia a la colonización portuguesa comenzó en 1963. Tras varios años de planificación, estudio y estrategia, el PAIGC lanzó su campaña militar que, en pocos años, consiguió ganarse el apoyo popular en Guinea Bissau y Cabo Verde y hacer temblar los cimientos de la entidad colonial portuguesa.
Las primeras zonas liberadas se crearon en 1965 y crecieron sin cesar hasta la independencia en 1974, cuando casi todo el país estaba en manos de las fuerzas revolucionarias.
La lucha militar por la independencia, con el apoyo de Cuba y la Unión Soviética, condujo a la liberación de dos tercios de Guinea-Bissau. Los gobernantes portugueses intensificaron sus actividades militares e intentaron ganar la batalla mediante la represión y la reforma.
Al final, la ONU determinó que Guinea-Bissau estaba esencialmente en manos del movimiento de resistencia y pidió que se reconociera la victoria.
Cabral fue un ferviente defensor de la independencia de Guinea en la escena internacional. Sus discursos y escritos fueron ampliamente publicados, sobre todo en Inglaterra y la Unión Soviética.
En 1970, Cabral y una delegación del PAIGC fueron recibidos en audiencia por el Papa Pablo VI en busca de su apoyo a la revolución.
En 1972, Cabral interviene en la 163ª sesión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para pedir que una delegación de observadores evalúe el conflicto entre Portugal y las fuerzas del PAIGC.
Ese mismo año, Amílcar Cabral y su PAIGC crean un parlamento para preparar la independencia de Guinea-Bissau y Cabo Verde.
Por desgracia, Cabral no vivió para ver la victoria final de la lucha de liberación nacional, y Guinea-Bissau y Cabo Verde se vieron privados del liderazgo que él habría encarnado en un incierto periodo poscolonial.
El 20 de enero de 1973, fue secuestrado y asesinado a tiros por miembros descontentos del PAIGC que trabajaban en colaboración con la policía secreta portuguesa, dirigidos por un veterano del PAIGC y antiguo jefe de las fuerzas navales del movimiento, Inocêncio Cani, considerado un traidor por los herederos de Cabral.
El 10 de septiembre de 1974, la independencia de Guinea-Bissau fue reconocida por la potencia colonial portuguesa, más de un año después de la proclamación de esta independencia por el movimiento independentista del Partido Africano del PAIGC.
Cabral, legado político e influencia ideológica
Amílcar Cabral es un ejemplo de intelectual consumado que se formó como ingeniero agrónomo, pero optó por sacrificar su propia vida por el bien de su pueblo y de todos los africanos.
Para él, la educación era la "primera arma" para la libertad y el desarrollo de las potencialidades y capacidades de niños, jóvenes y adultos, para poner en práctica proyectos de vida dignos, justos y emancipadores.
La educación es un factor esencial en el proceso de desarrollo y transformación social de las condiciones materiales de vida de las sociedades africanas, por su impacto en las dimensiones económica, política, histórica, cultural, etnolingüística e identitaria.
Aunque no conquistara ni ejerciera el poder, no cabe duda de que el legado de Amílcar Cabral ha inspirado y sigue inspirando a generaciones de africanos, muchos de los cuales siguen esperando liberarse plenamente del colonialismo y la dominación extranjera.
52 años después de su trágica muerte, su legado sigue inspirando a generaciones de africanos y otros pueblos que luchan por recuperar su soberanía y su independencia política, económica y cultural.
Pedro Pires, ex Presidente de la República de Cabo Verde y Presidente de la Fundación Amílcar Cabral, resume la importancia de la figura con estas palabras: "Amílcar Cabral es universalmente reconocido como pensador, teórico, estratega y símbolo de las luchas por la liberación política, social y cultural de sociedades y pueblos aún oprimidos y neocolonizados. Con Amílcar Cabral, queremos escribir la narrativa de nuestra lucha por la liberación nacional. Amílcar Cabral es el líder, la figura más importante de esta lucha victoriosa por la liberación nacional. Es el gran visionario, el teórico de este movimiento que condujo a este gran cambio. Todo el tiempo, fue el colonizador, el poderoso, quien impuso la dirección del cambio. Esta vez, es el colonizado quien ha provocado el cambio en el colonizador. Entonces, ¿qué queremos con todo esto? Queremos promover el papel de los africanos en África.
Cabral, el "Sankara lusófono
Menos conocido que Thomas Sankara, Amílcar Cabral no es menos héroe de la lucha por la descolonización de África.
A diferencia del líder burkinés, Cabral vivió en una época en la que no se benefició de la exposición mediática en el contexto de las guerras de liberación, lo que a veces le hizo un flaco favor en los territorios francófonos de África.
Además de haber sido asesinado antes de conseguir la independencia en los territorios por los que luchó, también tuvo la oportunidad de ejercer el poder político e influir en el curso de la historia.
Nacido en un país donde una potencia colonial extranjera se negaba categóricamente a permitir el acceso a la educación a la inmensa mayoría de la población, Cabral tenía poco tiempo para las corrientes antiintelectuales del movimiento progresista. De hecho, estaba convencido de que los movimientos antiimperialistas existentes necesitaban un mejor anclaje ideológico.
Sus reflexiones sobre la relación entre cultura y liberación nacional siguen siendo tan pertinentes como siempre, más de 50 años después de su muerte.
En las comunidades académicas y científicas de los países africanos de habla portuguesa existe un interés creciente por el pensamiento de Amílcar Cabral y su influencia en los diversos campos de las ciencias sociales y las humanidades que se centran en el estudio de las diferentes dimensiones que influyen en la organización, estructuración y funcionamiento de las sociedades africanas contemporáneas.
Del mismo modo, en el contexto mundial, Amílcar Cabral es un pensador e intelectual reconocido en instituciones académicas de distintos países y continentes.
Cabral, que murió repentinamente a los 49 años, dedicó su corta pero intensa vida a liberar a las naciones africanas del colonialismo, no sólo en su Guinea-Bissau natal y Cabo Verde, sino también en Angola, Argelia y Liberia.
Su legado incluye también una serie de discursos en los que Cabral esbozó su pensamiento político y expuso su posición sobre los principales debates ideológicos de su época.
En esos discursos, por ejemplo, abordó cuestiones relacionadas con la estrategia revolucionaria, la dominación imperialista, la teoría de la historia y la fuerza motriz de la historia, el papel de la pequeña burguesía en la lucha de liberación y la importancia de la cultura como instrumento de dominación y como arma de resistencia.
Amílcar Cabral fue el líder de facto de la lucha de los pueblos de las colonias portuguesas contra el colonialismo. Las contribuciones de Cabral fueron fundamentales para establecer el concepto de panafricanismo.
Fue revolucionario, humanista, poeta, estratega militar y prolífico escritor sobre teoría revolucionaria, cultura y liberación.
Sus ideas resuenan en una época marcada por inmensos desafíos globales, como la disfunción de los actuales modelos económicos y las desastrosas consecuencias de la globalización en los países del Sur, y la frecuencia e intensidad de las crisis medioambientales y sociales que trascienden las fronteras nacionales y continentales.
Estos nuevos retos subrayan, ahora más que nunca, la necesidad de implantar otros modelos de desarrollo para un mundo más justo y equitativo, algo por lo que Amílcar Cabral luchó con su vida.
En la fotografia de cabecera: Crédito de la foto: Fundación Amilcar Cabral.