Publicado: 27 noviembre 2024 18:16 CET
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Los mercenarios rusos, como el grupo Wagner, tienen una pésima reputación. Muchos medios de comunicación occidentales han informado sobre su ineficacia militar, su catastrófico historial en materia de derechos humanos y su naturaleza depredadora.
Por ejemplo, en julio de 2024, el grupo Wagner sufrió un revés militar en el norte de Malí. Perdió a decenas de mercenarios, entre ellos un comandante de alto rango y un comentarista militar ruso.
Desde 2014, ha habido numerosos informes que vinculan a mercenarios rusos con atrocidades y crímenes contra la humanidad.
Además, parece que los mercenarios rusos están más interesados en explotar a los países anfitriones haciéndose con recursos naturales como los minerales.
A pesar de su mala reputación y de sus motivos interesados, un número creciente de países africanos han recurrido a mercenarios rusos en los últimos cinco años. El último es Guinea Ecuatorial, donde, según se informa, se desplegaron hasta 200 soldados rusos en agosto de 2024 para proteger al presidente y entrenar a la guardia presidencial.
Los mercenarios rusos prestan servicios de seguridad a costa de las alianzas tradicionales con Occidente. Las fuerzas francesas y estadounidenses han sido expulsadas, dejando atrás bases militares para los rusos.
La pregunta que nos hacemos como especialistas en seguridad es: dados estos inconvenientes, ¿por qué los países siguen recurriendo a los mercenarios?
Hemos intentado responder a esta pregunta utilizando el caso de la República Centroafricana. Para evaluar el rendimiento o la eficacia de Wagner, estudiamos la guerra civil en la República Centroafricana y comparamos la intervención militar francesa (2013-2016) con la intervención de Wagner (2021-2024).
Comprobamos que, a corto plazo, la intervención de Wagner fue más eficaz para el régimen del país que la intervención francesa. Pero argumentamos que ha creado riesgos a más largo plazo. Es probable que el impacto a largo plazo de la intervención de Wagner aumente la inestabilidad y socave el desarrollo sostenible y la seguridad.
Eficacia militar
Tradicionalmente, una veintena de países subsaharianos han dependido de Francia y otros aliados occidentales para su apoyo militar. Sin embargo, en los últimos tres años, la República Centroafricana, Sudán, Libia, Burkina Faso, Níger y Mali han recurrido al Grupo Wagner o a otros mercenarios rusos (como Africa Corps) para obtener ayuda en materia de seguridad.
Para comprender el atractivo de estos mercenarios, podemos examinar los estudios sobre su actuación. El panorama es desigual. Algunos investigadores los consideran eficaces (en la medida en que cumplen con éxito misiones militares).
Pero también se les asocia con daños a la población civil y el empeoramiento de los conflictos.
En general, académicos y profesionales consideran que los mercenarios son fuerzas desestabilizadoras, que a menudo intensifican la violencia sin abordar los problemas de seguridad subyacentes.
Nuestro estudio de la actuación de Wagner en la guerra civil de la República Centroafricana (RCA) cuestiona estas tendencias.
Desde su independencia, la RCA ha sufrido frecuentes golpes de Estado e inestabilidad. La fase actual del conflicto comenzó en 2013, cuando el presidente François Bozizé fue derrocado por los Séléka, una coalición rebelde musulmana, desencadenando una guerra civil.
Esta violencia sectaria entre los Séléka y las milicias cristianas, conocidas como antibalaka, llevó a las Naciones Unidas a lanzar la misión de mantenimiento de la paz Minusca, apoyada por una fuerza dirigida por Francia, la Operación Sangaris.
Aunque Sangaris consiguió asegurar ciertas zonas, tuvo dificultades para establecer el control sobre todo el país. La operación francesa terminó en 2016 y fue seguida de un periodo en el que los rebeldes destruyeron algunos de los logros de Sangaris. En 2018, los líderes de la RCA recurrieron a Rusia, invitando al Grupo Wagner a proporcionar formación y funciones de seguridad.
A cambio de su apoyo, el grupo Wagner obtuvo concesiones del Estado que le permitieron hacerse con recursos naturales (principalmente en territorios controlados por los rebeldes). En 2020, los mercenarios rusos se establecieron en el país y se convirtieron en los principales proveedores de servicios de seguridad, dirigiendo los esfuerzos de contrainsurgencia del Estado. Durante este período, el Estado amplió su territorio, empujando a los rebeldes cada vez más hacia las zonas rurales.
Nuestro estudio evalúa diversos parámetros, como el control territorial, la reducción de víctimas civiles y los indicadores de soberanía estatal. Wagner pareció producir mejores resultados para la junta militar gobernante que la intervención francesa. La mayor tolerancia al riesgo de Wagner y su desprecio por los daños colaterales le permitieron operar con agresividad. Recuperó más territorio y llevó a los rebeldes a la mesa de negociaciones más rápidamente que los franceses.
Nuestro análisis, basado en los datos de localización y sucesos de conflictos armados, reveló que durante la operación francesa Sangaris las tasas de mortalidad entre combatientes y civiles fueron más elevadas. Los rebeldes ganaron más territorio y el gobierno recuperó menos, en comparación con la intervención de Wag
La crítica tradicional a los mercenarios como ineficaces y desestabilizadores no encaja con las acciones de Wagner en la República Centroafricana.
Creemos que Wagner ha permitido la supervivencia del régimen, ha protegido las zonas más pobladas y valiosas del país y ha asegurado activos económicos y geopolíticos.
Explotación económica
En términos económicos, los mercenarios rusos han siso descritos como depredadores explotadores.
Wagner exigía concesiones económicas, en particular el control de las explotaciones mineras de oro, a cambio de su apoyo militar. Esta estrategia le permite mantener sus operaciones. Pero priva a los países africanos de los recursos que necesitan para su desarrollo nacional.
El modelo de negocio de Wagner compromete las perspectivas de estabilidad y autosuficiencia a largo plazo de la República Centroafricana. Los expertos calculan que los beneficios de Wagner por sus actividades mineras y forestales en la RCA oscilan entre 1.000 y 2.000 millones de dólares.
Sin embargo, sugerimos que, al menos a los ojos del cliente, el acuerdo es bueno. En la República Centroafricana, las concesiones económicas se referían a recursos situados en territorios controlados por los rebeldes. Territorios y recursos que el gobierno no podía utilizar y que financiaban a sus rivales políticos.
Percepciones locales
Independientemente de los crímenes y violaciones de los derechos humanos cometidos por los rusos, éstos gozan de un relativo apoyo entre la población urbana del país. Al parecer, algunas poblaciones urbanas han apoyado a Wagner, ya que su presencia ha aportado mejoras visibles en la seguridad en comparación con los períodos bajo control rebelde.
Sin embargo, en las zonas rurales, sobre todo cerca de las zonas mineras, las brutales tácticas de Wagner están provocando desplazamientos y miedo. Parece que la población local separa las actividades militares de Wagner de sus actividades económicas.
Wagner y las autoridades rusas llevan a cabo campañas de propaganda, promoviendo la imagen de Wagner a través de los medios de comunicación locales, patrocinando actos culturales y produciendo películas a favor de Wagner.
Estos esfuerzos presentan a Wagner como una fuerza estabilizadora a pesar de su mala reputación internacional. Las encuestas populares muestran que Rusia es vista positivamente en la región.
Además, en la República Centroafricana, Wagner ha reforzado el grupo étnico asociado a los líderes, proporcionándoles armas y entrenamiento.
Contrarrestar a Wagner
Los regímenes del África subsahariana encuentran atractivo a Wagner porque no está sujeto a las restricciones políticas de las fuerzas occidentales y tiene un historial probado de proporcionar seguridad. Esta preferencia refleja una tendencia más amplia entre los Estados africanos a forjar alianzas no occidentales. Esta tendencia se manifiesta en las crecientes alianzas económicas con China y de seguridad con Rusia.
Hay mucho en juego. Rusia está redefiniendo los límites de la guerra e introduciendo una forma de colonialismo moderno. Tolerar los abusos de los grupos mercenarios puede alimentar el resentimiento local y exacerbar la inestabilidad.
El modelo de Wagner no puede mantenerse indefinidamente.
Para contrarrestar a los grupos mercenarios, es esencial comprender y medir la atracción que ejercen tanto sobre las élites como sobre las poblaciones locales. También es importante reconocer que los países africanos no son meros peones en un juego geopolítico más amplio. Tienen poder para actuar.
Es esencial adoptar un enfoque matizado a la hora de tratar con los grupos mercenarios en África. Los países occidentales y las organizaciones internacionales deben tener en cuenta las percepciones locales y la eficacia percibida de los mercenarios en contextos específicos, en lugar de limitarse a condenarlos de forma generalizada.
Las soluciones prácticas deben abordar las necesidades de seguridad y combinar el apoyo militar con iniciativas de desarrollo rápidas y eficaces para reducir el atractivo de los grupos mercenarios.
Aunque etiquetar a Wagner como organización criminal o terrorista pone de relieve sus abusos, esta estrategia por sí sola no aborda los factores que impulsan a los Estados africanos a contratar este tipo de fuerzas.
Elena Sanz
Redactora jefe