La República Democrática del Congo (RDC) y Ruanda han firmado este viernes en Washington una “declaración de principios” destinada a sentar las bases para una paz duradera en el conflicto que les enfrenta en el noreste del Congo. Este documento conjunto, que no puede considerarse un acuerdo de paz sino un paso previo, ha sido promovido por el Gobierno estadounidense, que ha decidido jugar un rol activo de mediador para intentar poner fin a una de las guerras más longevas de África mientras negocia con la RDC un acuerdo minero. “Este conflicto ha durado más de treinta años, es hora de ponerle fin”, dijo recientemente Massad Boulos, consuegro de Donald Trump y consejero principal para África de la Casa Blanca.
El secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, presidió la ceremonia de firma de esta declaración de principios, protagonizada por la ministra de Asuntos Exteriores de la RDC, Thérèse Kayikwamba Wagner, y su homólogo ruandés, Olivier Nduhungirehe. Desde su llegada a la Casa Blanca, Rubio ha mantenido varias conversaciones y encuentros con los presidentes de ambos países, Félix Tshisekedi y Paul Kagame. El conflicto, que hunde sus raíces en el genocidio de Ruanda de 1994, se intensificó entre finales de enero y mediados de febrero pasados, cuando el grupo rebelde M23, apoyado por Ruanda, tomó las ciudades congoleñas de Goma y Bukavu, que aún siguen bajo ocupación.
Sin embargo, los esfuerzos diplomáticos iniciados para tratar de poner fin a un conflicto que amenazaba con escalar a crisis regional parecen estar dando sus primeros frutos. Ante el estancamiento de los procesos de paz impulsados por Kenia y Angola en la propia África, fue Qatar quien dio un paso al frente y asumió el papel de mediador. El pasado mes de marzo, el emir catarí, Tamim bin Hamad Al Thani, logró un importante hito, que Tshisekedi y Kagame aceptaran sentarse en la misma mesa de diálogo y firmaran un compromiso conjunto de intentar alcanzar un “alto el fuego incondicional”.
Fruto de las conversaciones de Doha, el pasado 23 de abril tanto el M23 como el Gobierno congolés daban un paso diplomático más y publicaban una declaración conjunta en la que se comprometían a trabajar para alcanzar una tregua. Sin desmarcarse del proceso de paz catarí, Estados Unidos ha querido ahora escenificar sus propios esfuerzos diplomáticos por alcanzar la paz en la región mediante esta ceremonia de firma a la que ha querido dar una relevancia significativa, de ahí la presencia en la misma de Marco Rubio.
En su búsqueda de aliados internacionales para poner fin al conflicto y recuperar su integridad territorial, el presidente del Congo ofreció a Estados Unidos el pasado mes de febrero la posibilidad de alcanzar un acuerdo para que este último país pueda explotar parte de las inmensas riquezas minerales de las que dispone el Congo, sobre todo los llamados minerales raros como el tantalio, cobalto o litio que abastecen a las industrias tecnológicas. Aunque dicho pacto no se ha firmado, la Administración Trump se ha mostrado proclive al mismo y se han producido conversaciones para alcanzarlo, según aseguró el portavoz del Gobierno congolés, Patrick Muyaya. En la actualidad, la mayor parte de los minerales congoleses son explotados por China.
Frente a ello, la posición estadounidense frente a Ruanda ha sido de firmeza. El pasado 25 de febrero, el Departamento del Tesoro sancionaba al general ruandés James Kabarebe, ministro de Integración Regional, a quien se considera el brazo ejecutor de las decisiones militares de Kagame y su enlace con el M23. El Gobierno ruandés calificó estas sanciones de “injustificadas e infundadas” y aseguró que “no contribuyen a la seguridad, paz y estabilidad a largo plazo para todos los países de la región de los Grandes Lagos”. El Gobierno estadounidense también sancionó a Lawrence Kanyuka, portavoz del grupo rebelde M23.
Ruanda y la RDC se acercan a un acuerdo de paz en el conflicto del Congo | Internacional | EL PAÍS