Pasos del cambio: Creciente influencia de China y Rusia en África. Faroukou Mintoiba, The Daily Sabah. 3 de octubre 2024.

10/4/24
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Política
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La importancia estratégica de África crece a medida que China y Rusia desafían la influencia occidental en una nueva carrera global

En los últimos años, África se ha convertido en el punto focal de la competencia global, con las principales potencias compitiendo por la influencia sobre el continente. La abundancia de recursos naturales, una población joven y en crecimiento y un potencial económico sin explotar han atraído la atención de actores globales, incluidos China, Rusia, Estados Unidos y la Unión Europea. África es ahora un escenario crucial donde estas potencias globales buscan extender su influencia geopolítica, inversiones económicas e intereses estratégicos. Sin embargo, los enfoques de China y Rusia, en particular, han comenzado a eclipsar los de Occidente, ya que ambas naciones utilizan estrategias únicas y, a veces, complementarias para afirmar el dominio sobre el continente.

La expansión económica de China

El compromiso de China en África está motivado por objetivos económicos, que se expresan principalmente en su ambiciosa Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI). La Iniciativa de la Franja y la Ruta ha dado lugar a enormes inversiones en infraestructuras en toda África, centradas en carreteras, trenes, puertos y electricidad. La relación comercial de China con el continente se ha desarrollado exponencialmente, con un comercio bilateral que alcanzó los 262.000 millones de dólares en 2022, lo que la convierte en el mayor socio comercial de África. Su política, basada en la inversión a gran escala y en una filosofía "sin ataduras", ofrece iniciativas de desarrollo libres de las condiciones de gobernanza que Occidente impone con frecuencia.

Además de su impacto económico, Pekín está ampliando su influencia protegiendo sus importantes inversiones y el estimado de 1 millón de ciudadanos chinos que residen en toda África. China ha desplegado más de 20 organizaciones de seguridad privada en más de 30 países africanos como Nigeria y Sudáfrica, donde prevalecen los expatriados chinos. Estos servicios de seguridad, que son proporcionados principalmente por empresas chinas que brindan evaluaciones de riesgos, capacitación y protección de activos económicos, demuestran el énfasis de Beijing en proteger sus florecientes intereses en el continente.

Sin embargo, el compromiso de China tiene limitaciones. Si bien las empresas de seguridad privada de Pekín se están extendiendo cada vez más en África, evitan las zonas de conflicto de alto riesgo como Malí y la República Centroafricana, lo que refleja el enfoque cauteloso de China hacia la participación directa en regiones inestables. A pesar de estas restricciones, la presencia de seguridad de China, aunque con frecuencia se percibe como distinta de su aparato estatal, está inextricablemente vinculada al gobierno chino, que emplea a estas corporaciones para expandir gradualmente su alcance geopolítico.

El enfoque militarizado de Rusia

Mientras que China depende de las inversiones económicas y de compromisos de seguridad prudentes, Rusia ha adoptado una estrategia considerablemente más asertiva y militarista en África. La influencia de Moscú se basa en el uso de contratistas militares privados (PMC), en particular el Grupo Wagner, que ha sido rebautizado como el "Cuerpo de África" tras la muerte de su fundador, Yevgeny Prigozhin. Estas PMC proporcionan un medio para que Rusia proyecte influencia en todo el continente a un costo relativamente bajo, al tiempo que mantiene una negación plausible sobre su participación directa.

La presencia militar privada de Rusia está fuertemente concentrada en zonas de conflicto, donde proporciona servicios de seguridad a los gobiernos que enfrentan insurgencias o disturbios civiles. A cambio, Moscú recibe con frecuencia contratos lucrativos, incluido el acceso a recursos naturales como oro y diamantes o bases militares vitales. El Cuerpo de África, que ahora depende del Ministerio de Defensa ruso, demuestra la creciente determinación de Moscú de reforzar el control sobre sus operaciones africanas. Esta estrategia militarizada no solo permite a Rusia mantener una presencia sustancial en África, sino que también promueve sus aspiraciones geopolíticas más amplias de desafiar la hegemonía occidental.

A diferencia de China, Rusia no evita entrar en zonas de conflicto. Las empresas militares rusas han llegado a países donde los actores occidentales convencionales se han retirado, como Malí y la República Centroafricana, proporcionando con frecuencia ayuda militar a cambio de concesiones políticas y económicas. Este enfoque es coherente con la ambición de Moscú de ser percibido como una gran potencia y de contrarrestar la influencia de Occidente en las preocupaciones de seguridad internacional.

Partidarios del capitán Ibrahim Traoré vitorean con banderas rusas en las calles de Uagadugú, Burkina Faso, el 2 de octubre de 2022. (AP Foto)
Partidarios del capitán Ibrahim Traoré vitorean con banderas rusas en las calles de Uagadugú, Burkina Faso, el 2 de octubre de 2022. (AP Foto)

Una crisis de influencia

Mientras China y Rusia fortalecen sus lazos con África, las potencias occidentales se encuentran cada vez más marginadas en el continente. Durante décadas, la participación occidental en África ha consistido en ayuda exterior, intervenciones militares y asistencia para el desarrollo vinculada a reformas de gobernanza y principios democráticos. Sin embargo, este enfoque ha sido criticado por ser paternalista y perpetuar una relación neocolonial. Las intervenciones militares, en particular en Libia y el Sahel, han dado lugar con frecuencia a una inestabilidad a largo plazo más que a la seguridad, lo que ha exacerbado el sentimiento antioccidental en muchos países africanos.

El desafío de Occidente para mantener su relevancia en África se ve exacerbado por su incapacidad para adaptarse a las cambiantes necesidades del continente. Los países africanos buscan ahora asociaciones diversas que les proporcionen ventajas más inmediatas sin las condiciones políticas asociadas a la ayuda occidental. Este cambio ha permitido a China y Rusia promocionarse como aliados más confiables, brindando apoyo económico o militar en condiciones menos estrictas.

Por ejemplo, los países africanos que buscan mantener la soberanía interna están encontrando cada vez más atractivas las iniciativas económicas de China y el compromiso militar de Rusia. Por el contrario, se cree que los países occidentales dan prioridad a los beneficios de seguridad a corto plazo y a la explotación económica por encima del desarrollo a largo plazo o de las alianzas de seguridad que beneficien a las poblaciones africanas.

El papel de África

Un nuevo mapa de influencia sobre África ha sido creado por la competencia entre China, Rusia y Occidente. El enfoque mesurado y orientado comercialmente de China prioriza el crecimiento a largo plazo a través del comercio y la infraestructura, mientras que la política militarista de Rusia se concentra en lograr beneficios estratégicos inmediatos en áreas de conflicto. Por su parte, Occidente se encuentra dividido entre estas dos potencias emergentes y aún no ha redefinido su compromiso de una manera que resuene con las naciones africanas de hoy.

Esta rivalidad internacional ofrece oportunidades y dificultades para las naciones africanas. Los líderes africanos pueden, por un lado, aprovechar la competencia entre China, Rusia y Occidente para negociar mejores términos e inversiones que apoyen los objetivos de desarrollo de sus países. Sin embargo, la creciente influencia de las potencias extranjeras suscita preocupaciones sobre la posible pérdida de soberanía y los riesgos asociados con la dependencia excesiva de actores extranjeros para la seguridad y el desarrollo.

A medida que las principales naciones continúan amplificando su impacto, se espera que la importancia de África como campo de batalla geopolítico aumente en los próximos años. La búsqueda de relevancia de Occidente, la asertividad militar de Rusia y la expansión económica de China determinarán el curso del desarrollo interno del continente y de las relaciones internacionales. Sin embargo, la forma en que los líderes africanos gestionen estas fuerzas en conflicto y su capacidad para crear alianzas que apoyen no solo la expansión económica y la seguridad, sino también la independencia y la estabilidad de los Estados del continente, serán en última instancia determinantes para dar forma al futuro de África. Las potencias mundiales deben ajustar sus estrategias para lograr asociaciones que beneficien a todos

A medida que China y Rusia extienden su alcance a través de África, Occidente se enfrenta a un desafío existencial a su papel tradicional en el continente. Su posición tradicional en el continente se ve amenazada por China y Rusia a medida que expanden su influencia por toda África. La Iniciativa de la Franja y la Ruta de China, reforzada por despliegues de seguridad privada, y el uso de contratistas militares privados por parte de Rusia representan cambios significativos en el panorama geopolítico de África. Para que Occidente mantenga una presencia significativa en África, tendrá que replantearse su enfoque, haciendo hincapié en las asociaciones que reflejen las aspiraciones de las naciones africanas, en lugar de centrarse únicamente en la seguridad a corto plazo o en los beneficios económicos. En general, el grado en que estas superpotencias puedan modificar con éxito sus planes para adaptarse a las cambiantes demandas y objetivos del continente determinará cómo se desarrollarán las relaciones internacionales de África en el futuro.

Sobre el autor

Politóloga, activista y escritora, magíster en Estudios Africanos y Relaciones Internacionales de la Universidad Ticaret de Estambul

Footsteps of change: Rising influence of China and Russia in Africa | Opinion (dailysabah.com)

Fotografia de portada: El ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi (izq.), y el ministro de Relaciones Exteriores de Senegal, Yassine Fall, llegan a la conferencia ministerial durante el Foro de Cooperación China-África (FOCAC) en la Casa de Huéspedes Estatal Diaoyutai, Beijing, China, el 3 de septiembre de 2024. (AP Foto)