Han ondeado banderas extranjeras [por los manifestantes]y esto es absolutamente inaceptable. (...) Esto es un delito de traición, y será visto y castigado como tal", ha advertido el jefe del Estado Mayor del Ejército nigeriano, general Christopher Musa, tras una reunión entre los máximos responsables de las fuerzas de seguridad del país y el presidente Bola Tinubu el lunes 5 de agosto. El tono de las autoridades ha cambiado radicalmente en el quinto día de una movilización a gran escala contra la carestía de la vida y las reformas económicas del gobierno nigeriano.
El presidente Tinubu, que llegó al poder en mayo de 2023, ha impuesto una serie de medidas liberales que están sacudiendo Nigeria, entre ellas la retirada de algunos subsidios al combustible y la liberalización del tipo de cambio del naira, lo que ha provocado la triplicación del precio de la gasolina y, en general, un aumento de los precios.
La inflación interanual ha alcanzadu el 34% en junio, y los precios de los alimentos se han disparado más de un 40%, dejando a algunos de los 220 millones de habitantes del país incapaces de alimentarse adecuadamente. "Tenemos hambre", dicen los manifestantes que marchan bajo la consigna #endbadgovernance ("pon fin al mal gobierno") y corean eslóganes exigiendo la marcha del Presidente Tinubu.
"Defender nuestra democracia
A medida que transcurrían los días de protesta en los estados norteños nigerianos de Bauchi, Kano, Kaduna y Katsina, así como en Abuya, la capital administrativa, aparecían cada vez más banderas rusas. El martes, los responsables de los servicios de seguridad declararon que "ciertos patrocinadores de estas manifestaciones [tenían claramente] la intención de derrocar al gobierno actual". "No vamos a permitirlo, vamos a defender nuestra democracia", declaró el jefe de la policía, Kayode Egbetokun. La advertencia tiene especial resonancia en un país cuya historia poscolonial ha estado marcada por cinco golpes de Estado y varias décadas de gobierno militar, y en un momento en que varios países de África Occidental, entre ellos Níger, que limita con parte de la frontera norte de Nigeria, están gobernados actualmente por regímenes golpistas de influencia rusa.
Noventa manifestantes fueron detenidos. Las autoridades han anunciado la detención de costureras sospechosas de ser "responsables de la confección de banderas rusas". El miércoles, un portavoz de los servicios de seguridad reveló también que siete ciudadanos polacos habían sido detenidos en el estado de Kano por exhibir banderas rusas. El Ministerio de Asuntos Exteriores polaco confirmó en X que había sido informado de que"un grupo de estudiantes y un profesor habían sido detenidos en Kano" y dijo que estaba "en proceso de establecer las circunstancias exactas del incidente". La embajada rusa negó cualquier implicación en las manifestaciones.
Congelación de cuentas en la diáspora
El gobierno declaró el martes que miembros de la diáspora estaban apoyando activamente el actual movimiento de protesta, que habían sido puestos bajo vigilancia y que sus cuentas nigerianas habían sido congeladas. "Si intentan entrar en nuestro país, lo sabremos. Serán detenidos y entregados a las autoridades competentes", declaró Kemi Nandap, funcionaria de inmigración, sin dar más detalles sobre la identidad, el número o el país de residencia de las personas objeto de la operación.
Algunos observadores consideran que la aparición de banderas rusas no es más que una provocación por parte de manifestantes sin ninguna relación con Moscú. Desde la serie de golpes de Estado que han tenido lugar en Malí, Burkina Faso, Níger y Guinea desde 2020, y la alianza de los tres primeros Estados con Rusia, las banderas rusas han florecido en las manifestaciones de África Occidental. En los últimos meses, algunos opositores las han blandido en Senegal y Costa de Marfil en señal de rebelión contra los gobiernos en el poder.
Inspirado en parte por la movilización en Kenia, en respuesta a la cual el presidente keniano William Ruto se vio obligado a retirar un proyecto de ley de finanzas que introducía nuevos impuestos y a disolver el gobierno a finales de junio, el movimiento nigeriano aún no ha logrado que el jefe de Estado dé marcha atrás. Por otra parte, también se enfrenta a una fuerte represión. Según el último informe de Amnistía Internacional, veintiuna personas han sido asesinadas, en algunos casos con munición real. Varios activistas se indignaron por ello, al igual que Wole Soyinka, Premio Nobel de Literatura 1986, que lo denunció como una "regresión".
Una nueva etapa se alcanzó el 7 de agosto, cuando el Nigeria Labour Congress (NLC) denunció el registro de su secretaría general en Abuja. Según el NLC, una "tropa de agentes de seguridad fuertemente armados" irrumpió en los locales y se incautó de material supuestamente utilizado en las manifestaciones. Unas horas antes, el sindicato había emitido una declaración tras una reunión en la que condenaba las violaciones de los derechos humanos perpetradas contra los manifestantes.
Esta represión ha debilitado la movilización, pero no le puso fin. Los organizadores habían convocado una marcha de diez días contra el gobierno. El presidente, un antiguo taxista reconvertido en multimillonario apodado "El Padrino", afirma que está realizando los ajustes económicos necesarios, exigidos desde hace tiempo por los donantes internacionales. En junio, Nigeria obtuvo la aprobación de un préstamo de 2.250 millones de dólares (2.050 millones de euros) del Banco Mundial.
El Presidente Tinubu no parece dispuesto a dar marcha atrás en sus reformas ni en las instrucciones dadas a las fuerzas de seguridad. En un discurso a la nación el 4 de agosto y en un breve vídeo en la cuenta X del Presidente el 7 de agosto, ha hecho un llamamiento a la calma, al tiempo que culpaba a los manifestantes de la violencia. "Os he escuchado claramente. Comprendo el dolor y la frustración", declaró, pidiendo "la suspensión de nuevas protestas y la creación de un espacio de diálogo". "No debemos permitir que la violencia y la destrucción desgarren nuestra nación", añadió.
En la fotografia de cabecera: Durante las manifestaciones contra el gobierno nigeriano en Lagos el 5 de agosto de 2024. FRANCIS KOKOROKO / REUTERS
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