El jefe de la junta maliense reunió el lunes a altos cargos militares para "ajustar la estrategia" y "dar nuevas directrices", seis días después de los ataques yihadistas que dejaron decenas de muertos en Bamako, ha informado el martes la presidencia.
"Esta reunión ha permitido realizar un examen exhaustivo de las medidas de seguridad, reevaluar las amenazas y proporcionar orientaciones adicionales", afirmó en un comunicado, sin dar más detalles.
El sábado, en su primer discurso después los atentados de Bamako, el jefe de la junta, el coronel Assimi Goïta, rindió homenaje a las víctimas y recordó "la necesidad imperativa de permanecer vigilantes y mantener una postura operativa ejemplar en todas las circunstancias".
El martes pasado en la capital de Malí, los yihadistas atacaron la escuela de gendarmería antes del amanecer y asaltaron el cercano aeropuerto militar. Aunque no se ha proporcionado ninguna cifra oficial, fuentes de seguridad han informado de más de 75 muertos y más de 250 heridos.
Estos ataques y su elevado número de víctimas han socavado la retórica de la junta en el poder desde 2020, que afirma que su estrategia de ruptura, sus nuevas asociaciones exteriores y un mayor esfuerzo militar han permitido invertir la tendencia contra los yihadistas.
Mientras que otras regiones del país sufren ataques casi diarios, Bamako no había sufrido un ataque de este tipo desde 2016.
El Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes (GSIM), que rha reivindicado la operación, aseguró a través de sus canales de comunicación que trece hombres participaron en los ataques y que todas las personas detenidas por las autoridad eran inocentes.
Los ataques se produjeron un día después del primer aniversario de la creación de la Alianza de Estados del Sahel que reúne a Malí, Burkina Faso y Níger, tres vecinos que se enfrentan a una expansión yihadista y están sumidos en profundas crisis.
Le Monde:
En Malí, el ejército y el Grupo Wagner de maniobras en la región de Kidal
Desde mediados de septiembre, dos convoyes de decenas de vehículos militares han llegado al antiguo bastión de los separatistas, en el norte del país.
Los dos convoyes del ejército no han pasado desapercibidos en el desierto. Vigilados por los rebeldes separatistas del Marco Estratégico Permanente (CSP), salieron de Gao, en el noreste de Malí , con algunos días de diferencia. Si te diriges hacia el norte llegarás a Kidal, bastión histórico de las rebeliones tuareg.
Después de un penoso viaje, ralentizado por las fuertes lluvias que han dañado las vías, pendientes de la menor emboscada, los primeros llegaron al campamento de Kidal el jueves 12 de septiembre. En total, una cincuentena de vehículos: camiones, pick-ups y cerca de una veintena de vehículos blindados. El segundo, un poco menos sustancioso, ha cruzado las puertas del campo el 19 de septiembre. De nuevo, más de una veintena de vehículos militares.
Estos últimos, visibles en imágenes de satélite verificadas por Le Monde , también fueron detectados por la cuenta especializada @casusbellii en la red social X.
A bordo de estos convoyes, soldados malienses y mercenarios rusos del Grupo Wagner. Su número, difícil de estimar, ascendería a varios centenares. ¿Fueron enviados a Kidal como parte de la celebración del Día de la Independencia el 22 de septiembre o para operaciones futuras? Varias fuentes, tanto en el ejército como entre los rebeldes del CSP, creen que su objetivo podría ser la toma de Tin Zaouatine, en la frontera con Argelia, y borrar la afrenta que sufrieron allí a finales de julio .
Entonces las Fuerzas Armadas de Malí (FAMa) y sus auxiliares rusos cayeron en emboscadas de los rebeldes del CSP y luego de los yihadistas del Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes (GSIM, afiliado a Al Qaeda). El saldo fue sangriento: al menos 47 soldados malienses y 84 mercenarios Wagner, según un comunicado de prensa de la CSP.
Tras de la prestigiosa reconquista de Kidal a los rebeldes tuareg, en noviembre de 2023, esta derrota de Tin Zaouatine ha parecido una bofetada para la junta del coronel Assimi Goïta, que ha hecho de la reconquista del territorio nacional una de sus prioridades desde que tomó el poder mediante un golpe de Estado en 2020. Pero también para el Grupo Wagner, que, en varios años de despliegue en África, nunca había sufrido pérdidas similares.
“Fue una derrota que dolió. Desde entonces, Tin Zaouatine se ha convertido en una cuestión simbólica”, afirma un oficial maliense. En los días siguientes, el grupo paramilitar ruso envió refuerzos a Bamako. Algunos ya intuían que estaban destinados a regresar para vengar a sus hermanos de armas caídos en el extremo norte de Malí.
Un desaire para Wagner
Para el coronel Goïta y sus aliados rusos, la necesidad de lograr una victoria contundente es tanto más urgente cuanto que hay que borrar otra humillación: el doble atentado en Bamako el 17 de septiembre, que ha dejado al menos 70 muertos y 200 heridos en las filas del fuerzas de defensa y seguridad: uno de los peores balances de los últimos años. Ese día, dos comandos GSIM atacaron una ecademia de la gendarmería en el centro de la capital y el aeropuerto, donde los yihadistas causaron importantes daños (cuatro aviones militares destruidos y el avión presidencial quemado) después de que se hicieran con el control durante varias horas. .
Este ataque también fue un desaire para Wagner, que tiene un destacamento de logística en la Base de la Fuerza Aérea 101, adyacente al aeropuerto. Sus hombres presentes en el lugar, al igual que los soldados malienses, lograron repeler el ataque. Según una fuente militar maliense, una decena de mercenarios rusos murieron en el aeropuerto.
"Las FAMa tenían interés en intentar una operación para restaurar su imagen", ha manifestado Jean-Hervé Jézéquel, director para Sahel del International Crisis Group (ICG). A finales de la semana pasada, un convoy de unos cuarenta vehículos llegó a Aguelhok, a 130 kilómetros en línea recta al norte de Kidal. Ante una posible ofensiva a gran escala del ejército, los rebeldes del CSP, que se están reorganizando desde que fueron expulsados de Kidal a finales de 2023, dicen estar preparados y permanecen en guardia. “ Les estamos vigilando ”, comenta con seriedad un comandante rebelde.
Al otro lado de la frontera, estos movimientos de tropas no son bien recibidos por los dirigentes argelinos, que llevan varios meses en conflicto latente con las autoridades de la transición malienses. Argel no quiere que las tropas extranjeras se reagrupen a pocos kilómetros de su frontera y teme posibles incidentes. A finales de julio y principios de agosto, la fuerza aérea maliense, con el apoyo de sus aliados burkineses, llevó a cabo varios ataques con drones en la región de Tin Zaouatine, empujando a cientos de civiles a buscar refugio urgentemente en el lado argelino.
Benjamín Roger y Thomas Eydoux
En la fotografía de cabecera: El jefe de la junta militar de Malí, coronel Assimi Goita, durante una visita a China el 1 de septiembre de 2024 PISCINA/AFP
Ken Ishii
