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Los secuestros son casi permanentes, y los que tienen la desgracia de ser detenidos son conducidos inmediatamente a sus bases, donde son vejados, torturados y expulsados a voluntad del territorio ecuatoguineano. Para evitar ser detenidos por la policía, se ven obligados a vivir recluidos en sus casas, sin poder ir a trabajar.
Esta situación, que dura ya varias semanas, ha sumido a estos compatriotas en la indigencia y la precariedad. En su mayoría, son trabajadores y viven del trabajo que realizan cada día. Además, no pueden recibir ni enviar dinero desde Benín. Todas las personas que les ayudan a hacerlo han sido detenidas o expulsadas y sus actividades están completamente bloqueadas.
Según fuentes próximas a las autoridades ecuatoguineanas, el motivo de los estrictos controles policiales es que han recibido informes sobre la llegada de mercenarios del extranjero para desestabilizar el país. Por ello, se detiene sistemáticamente a todos los que no tienen su certificado de residencia y se les trata como mercenarios. Según una fuente consular, hay más de 1.500 benineses afectados, de los 1.700 que viven en las ciudades de Malabo y Bata. Sólo un centenar de benineses han conseguido obtener este preciado sésamo, lo que supone una auténtica carrera de obstáculos llena de trampas, intrigas y corrupción.
Al no poder seguir viviendo casi como prisioneros en este país centroafricano, sin medios de subsistencia, algunos piden al gobierno beninés que les ayude a repatriarse a su país, como ocurrió con nuestros compatriotas en Túnez.De lo contrario, la situación podría convertirse en una tragedia humanitaria, con muchos compatriotas perdiendo la vida por no poder salir a trabajar, no poder recibir dinero y, sobre todo, no poder abandonar el país sin intervención política.Todos ellos esperan una rápida reacción del gobierno beninés para salir de la situación.
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