Asamblea General de la ONU: cinco preguntas para entender los asuntos africanos. Manon Laplace, Jeune Afrique. 24 de septiembre de 2024

9/26/24
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Política
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EL DESCUBRIMIENTO DE JA - La representación de África en el Consejo de Seguridad, la guerra en Sudán y el este de la RDC, las relaciones con los países de la AES... Como suele ocurrir en este tipo de encuentros multilaterales, los asuntos africanos se debatirán principalmente entre bastidores.

Inaugurada el 10 de septiembre bajo la presidencia del ex primer ministro camerunés Philémon Yang, la 79ª Asamblea General de las Naciones Unidas acoge desde el 22 de septiembre a los líderes mundiales en la sede de la organización en Nueva York. Si bien es probable que la invasión rusa de Ucrania, la situación en la Franja de Gaza y la crisis haitiana ocupen un lugar destacado en los discursos, las cuestiones africanas, que a veces pasan desapercibidas en la escena internacional, ocuparán un lugar destacado en el orden del día de esta gran masa del multilateralismo. Algunos representantes del continente intentarán hacer avanzar la cuestión de la representatividad del Consejo de Seguridad.

Pero, al igual que en la ONU, también se debatirán asuntos entre bastidores: es probable que se plantee el tira y afloja militar-diplomático entre Kigali y Kinshasa en el este de la RDC, así como la evolución de la crisis sudanesa y el divorcio entre los países de la Alianza de Estados del Sahel (AES) y la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO). Jeune Afrique hace un repaso de las principales cuestiones africanas que están en juego en esta Asamblea General.

1 - ¿Podrá África conseguir un puesto permanente en el Consejo de Seguridad?

Creado tras la Segunda Guerra Mundial, casi quince años antes de la independencia africana, el Consejo de Seguridad refleja un orden mundial obsoleto y no incluye a ningún país africano entre sus cinco puestos permanentes. En su intervención en la Cumbre de las Naciones Unidas para el Futuro, el lunes 23 de septiembre, el gabonés Brice Clotaire Oligui Nguema, que asiste por primera vez a una Asamblea General de la ONU, pidió que «ningún país se quede al margen». «Todo el mundo tiene claro que el Consejo de Seguridad debe reformarse para adecuarse a las realidades y exigencias de los tiempos. África debe desempeñar un papel activo en estas reformas», insistió el Presidente de la transición gabonesa.

Brice Clotaire Oligui Nguema, Presidente de Transición de Gabón, en la Cumbre del Futuro durante la Asamblea General de la ONU en Nueva York el 23 de septiembre de 2024. &copia; Foto ONU/Loey Felipe

La propuesta de reformar este órgano clave de las Naciones Unidas viene reclamándose desde hace tiempo (ya en 2005, el entonces Secretario General de la ONU, el ghanés Kofi Annan, propuso ampliar el organismo y crear dos puestos permanentes para África), pero recientemente parece haber ganado nuevos apoyos.«No podemos aceptar que el órgano de paz y seguridad más importante del mundo no tenga una voz permanente para un continente con una población de más de mil millones de habitantes. Tampoco podemos aceptar que se infravaloren las opiniones de África en cuestiones de paz y seguridad, tanto en el continente como en el mundo», ha declarado António Guterres el pasado agosto.

Además del Secretario General de la ONU, Estados Unidos también anunció el 12 de septiembre su apoyo a la creación de dos puestos permanentes para África. Sin embargo, Washington se mantiene firme en su negativa a ampliar el derecho de veto a los posibles nuevos miembros permanentes. Esta diferencia de prerrogativas corre el riesgo de crear un Consejo de Seguridad de dos velocidades. «África quiere que se suprima el veto.Pero si los Estados miembros quieren mantener el veto, debe ampliarse a los nuevos miembros permanentes; es una cuestión de justicia», declaró el Presidente de Sierra Leona, Julius Maada Bio, en Nueva York el pasado agosto.

Otra cuestión espinosa es el reparto de escaños. Aunque algunos países africanos, como Nigeria y Sudáfrica, ya están en la carrera, existe el problema de la representatividad en la elección de uno o dos asientos, para un continente de 54 países.

2 - ¿Cuáles son las perspectivas de la guerra en Sudán?

La guerra en Sudán, donde las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (FPR) del general Mohamed Hamdan Dagalo -conocidas como Hemetti- combaten desde abril de 2023 contra el ejército regular del general Abdel Fattah al-Burhane, será probablemente objeto de un amplio debate. Al menos entre bastidores.

En la ONU, el dossier ha sido confiado al ex ministro argelino de Asuntos Exteriores, Ramtane Lamamra.Nombrado enviado personal de António Guterres a Sudán, Lamamra intenta coordinar los esfuerzos de mediación, a veces contradictorios.En julio, celebró un primer paso simbólico tras reunirse con representantes de ambas partes en Ginebra. «Estas conversaciones son un primer paso alentador en un proceso más largo y complejo», declaró entonces.

Aunque estas conversaciones han allanado el camino para un acuerdo de apertura de un corredor humanitario, no hay perspectivas de una rápida resolución de este conflicto que, según estimaciones oficiales de Estados Unidos, se ha cobrado al menos 150.000 vidas.

La cuestión ocupará un lugar prioritario en la agenda de las potencias regionales.Además de las posturas adoptadas por las distintas partes y el presunto apoyo de algunos a un bando y no al otro, los vecinos de Sudán están soportando todo el peso de las consecuencias humanitarias de esta crisis. Es el caso, en particular, de Sudán del Sur, Egipto y Chad.Desde hace poco más de un año, Chad se enfrenta a una afluencia colosal de refugiados sudaneses: unos 600.000 en julio, según cifras de la ONU.Representado este año en la ONU por el Primer Ministro, Allamaye Halina, el gobierno chadiano debería aprovechar esta reunión para reiterar su llamamiento a una mayor solidaridad internacional en la gestión de estos refugiados.

3 - ¿Conseguirán Kinshasa y Kigali salir del punto muerto?

¿Podemos esperar la enésima reanudación de la mediación para encontrar una salida a la guerra en el este de la RDC? Acusándose mutuamente de desestabilización desde hace varios años, los dos países parecen irreconciliables.Mientras Félix Tshisekedi acusa a su vecino ruandés de apoyar y armar a los rebeldes del M23 (acusación apoyada por varios informes del grupo de expertos de la ONU), Paul Kagame afirma que Kinshasa colabora desde hace tiempo con las Fuerzas Democráticas de Liberación de Ruanda (FDLR), grupo armado fundado por antiguos genocidas ruandeses.

Desde el último intento de encuentro entre ambos jefes de Estado, en Addis Abeba el pasado mes de febrero con ocasión de la cumbre de la Unión Africana (UA), que degeneró en invectivas, Luanda ha intensificado sus esfuerzos de mediación. Pero las esperanzas de reconciliación suscitadas recientemente por la mediación angoleña parecen, una vez más, haberse desvanecido.Tras un primer encuentro que desembocó en un alto el fuego, las reuniones entre los ministros de Asuntos Exteriores de ambos países, celebradas en Luanda los días 20 y 21 de agosto, y de nuevo el 14 de septiembre, no lograron resolver los escollos. La delegación congoleña rechazó incluso los dos planes de salida de la crisis acordados por los servicios de inteligencia de ambos países en una reunión previa. Uno pretendía neutralizar a las FDLR, el otro retirar las fuerzas presentes sobre el terreno.

Desde entonces, no se han programado formalmente nuevas reuniones entre las distintas partes. Pero la visita de Tete Antonio, jefe de la diplomacia angoleña, a Kinshasa el 19 de septiembre y la conversación telefónica entre Paul Kagame y João Lourenço el mismo día sugieren que Luanda no se ha rendido.El viaje a Nueva York de los presidentes João Lourenço y Félix Tshisekedi, así como del ministro ruandés de Asuntos Exteriores, Olivier Nduhungirehe, en representación de Paul Kagame, podría dar lugar a nuevas negociaciones


4 - ¿Cuáles son los «primerizos» a tener en cuenta?

Recientemente elegidos o llevados al poder por la fuerza, varios jefes de Estado o representantes gubernamentales dan sus primeros pasos bajo la cúpula de la Sala de la Asamblea General.Es el caso de Brice Clotaire Oligui Nguema, que derrocara a Ali Bongo Ondimba en agosto de 2023. El año pasado estuvo representado por su Primer Ministro, Raymon Ndong Nsima. También intervendrá el nuevo Jefe de Estado de Senegal, Bassirou Diomaye Faye, elegido en marzo.

También se espera con impaciencia la intervención de los representantes de los países miembros de la Alianza de Estados del Sahel (AES). El año pasado, al representante del régimen militar de Níger, Abdourahamane Tiani, se le impidió asistir a la Asamblea General, ya que Naciones Unidas seguía considerando legítimo al depuesto presidente Mohamed Bazoum.Así que fue Abdoulaye Diop, jefe de la diplomacia maliense, quien se convirtió en portavoz de Niamey.Hoy, la situación ha cambiado, ya que el pasado mes de diciembre Naciones Unidas reconoció a los emisarios del general Tiani como representantes legítimos de Níger ante la ONU.

Este año, Níger podría estar representado por su Primer Ministro, Ali Lamine Zeine. Se espera que se reúna con su homólogo de Burkina Faso, Apollinaire Joachim Kyelem de Tambela. En septiembre de 2023 viajó Bassolma Bazié, Secretario de Estado de la Función Pública de Burkina Faso.Por parte maliense, se espera que la delegación esté encabezada por el coronel Abdoulaye Maïga, Ministro de Estado y Portavoz del Gobierno.Anteriormente representó a Malí en 2022.

5 - ¿Última oportunidad para la CEDEAO y la AEE?

El 16 de septiembre, Bamako, Uagadugú y Niamey celebraron el primer aniversario de la Alianza de Estados del Sahel (AES), que desde entonces ha desembocado en la creación de una confederación.La víspera, el actual presidente de la Confederación, el maliense Assimi Goïta, anunció la creación de un pasaporte común para los nacionales de la AES. Esta medida se debatirá en Nueva York, junto con todas las demás consecuencias de la salida de los países de la AES de la CEDEAO. Anunciada el pasado mes de enero, esta salida se hará efectiva en enero de 2025, según los textos de la organización subregional.

Sin embargo, muchos jefes de Estado siguen esperando evitar esta ruptura.Mientras las operaciones de buenos oficios y las negociaciones continúan entre bastidores, la Asamblea General podría ser la ocasión de encuentros discretos sobre el tema, en particular a través de Bassirou Diomaye Faye, de Senegal, y Faure Gnassingbé, de Togo.El togolés Faure Gnassingbé, que ha viajado a Nueva York, sigue siendo el interlocutor privilegiado de los golpistas de la AES.Mohamed Ould Cheikh El Ghazouani, actual Presidente de la UA, también podría actuar como intermediario. En el Foro de Cooperación China-África (Focac), celebrado en China a principios de septiembre, el jefe de Estado mauritano se reunió con Assimi Goïta, con quien las relaciones se han enfriado considerablemente en los últimos años.La presencia del Jefe de Estado mauritano en la ONU podría brindar la oportunidad de proseguir las conversaciones con las AES, en particular sobre el tema de su reintegración en la UA, de la que han sido suspend

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En la fotografía de cabecera: El Secretario General de la ONU, António Guterres, y el ex primer ministro de Camerún, Philémon Yang, en la apertura de la 79ª Asamblea General de las Naciones Unidas, en Nueva York, el 10 de septiembre de 2024. Foto ONU/Mark Garten