Desde la isla de Annobón, sitiada, empobrecida y silenciada, llega una nueva denuncia estremecedora: el régimen de Teodoro Obiang Nguema Mbasogo obligará a la población annobonesa a participar en una manifestación «organizada» por el propio régimen, cuyo único propósito es simular una oposición popular al movimiento soberanista Ambô Legadu.
La orden, según pudo saber este medio, será ejecutada antes de fin de mes y no deja lugar a dudas: no se trata de una protesta genuina, sino de una farsa propagandística impuesta a punta de bayoneta. En una isla donde la vida se reduce a un modelo de subsistencia, sin acceso a internet ni prensa libre, y donde la presencia militar es opresiva y la violencia sexual forma parte del repertorio represivo del régimen, negarse a participar es prácticamente un acto suicida.
La maniobra del régimen invasor ocurre tras la gira oficial de representantes del gobierno de la República de Annobón por Argentina, donde fueron recibidos por legisladores, referentes académicos, sociales y de derechos humanos. La Causa Annobón se abrió paso en escenarios institucionales argentinos, generando una visibilidad internacional que incomoda profundamente al gobierno de Malabo. Como represalia, el régimen redobló su ofensiva.
De encarcelar movilizaciones a promoverlas
El pueblo annobonés, que hace menos de un año fue brutalmente reprimido por manifestarse contra las explosiones con dinamita que devastaron viviendas y el medio ambiente, hoy es forzado a simular apoyo a quienes lo condenan al hambre, al aislamiento y al miedo. Más de 38 annoboneses continúan detenidas por Guinea Ecuatorial desde entonces, en condiciones inhumanas, mientras la isla permanece incomunicada por orden del régimen invasor.
El gobierno de la República de Annobón denunció que esta nueva movilización es «una pantomima impuesta bajo amenazas» y una «respuesta desesperada» al creciente apoyo que el movimiento recibe por parte del resto del mundo. La hipocresía del régimen no tiene límites: mientras encarcela a quienes se manifiestan pacíficamente, obliga a otros a simular una adhesión al régimen, bajo coacción.
Castigos por visibilizar la situación de Annobón ante el mundo
La manipulación del régimen invasor no se limita al terreno simbólico. Como ya informamos en este medio, el jefe del aeropuerto de Annobón, Ernesto Biahute, anunció en una conferencia oficial un nuevo plan para limitar el acceso a tierras agrícolas cercanas a la pista del aeropuerto militar, usando como excusa una supuesta preocupación por la “seguridad aérea”. Pero detrás de esta fachada se oculta un nuevo intento de despojar a los annoboneses de las pocas tierras cultivables que les quedan, en el marco de una política sistemática de destrucción ambiental, militarización del territorio y desplazamiento forzado.
El anuncio coincide con el debate en el Senado de Guinea Ecuatorial de un nuevo proyecto de ley sobre el régimen de propiedad de tierras, que permitiría al estado consolidar la apropiación de terrenos ancestrales en nombre de una presunta “modernización” o inversión privada. Un modelo que en Annobón sólo significa más hambre, más desarraigo y más represión.
Las fincas familiares han sido arrasadas por las explosiones, por la contaminación industrial e incluso por la introducción forzada de animales ajenos al ecosistema local. Hoy, los cultivos que aún sobreviven en las cercanías del aeropuerto militar son el único sustento para muchas familias, pero están bajo amenaza directa de expropiación.
Frente a este escenario, urge que los organismos internacionales y los medios de comunicación pongan sus ojos sobre Annobón. La comunidad annobonesa no sólo resiste un régimen dictatorial y racista, sino una maquinaria de exterminio lento que combina represión política, devastación ambiental, saqueo territorial y aislamiento absoluto.
Ambo Legadu ya lo dijo: Annobón no está sola. Pero necesita que el mundo lo demuestre con acciones concretas.