Desde hace varios años, los sudafricanos siguen el ascenso de Ronald Lamola. Primero en el seno del Congreso Nacional Africano (ANC), luego en la escena internacional, ya que fue Ministro de Justicia durante un tiempo y se dio a conocer presentando cargos de «genocidio» contra Israel ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ).
En julio, este hombre de 40 años se vio propulsado a la jefatura de la diplomacia sudafricana dentro del nuevo gobierno de unidad nacional, en el que el ANC -que perdió la mayoría en la Asamblea tras treinta años de gobierno- y la Alianza Democrática (DA) son las principales fuerzas.
Joven lobo de la política, Ronald Lamola ya es una figura en el partido de Cyril Ramaphosa. Tanto es así que a algunos observadores de la vida pública de su país les gusta imaginárselo como un sucesor putativo del Jefe del Estado.
Como miembro de los Brics, futuro anfitrión del G20 y país que no oculta su ambición de obtener un puesto en el Consejo de Seguridad de la ONU si éste se amplía, Sudáfrica intenta influir en la gobernanza mundial. Ronald Lamola, el rostro de esta ofensiva diplomática, habla con Jeune Afrique desde Nueva York.
Jeune Afrique: ¿Qué temas quería destacar Sudáfrica en la Asamblea General de las Naciones Unidas?
Ronald Lamola: La Cumbre del Futuro, que se celebró durante esta Asamblea General, nos permitió definir un camino para ciertas cuestiones que nos son particularmente cercanas. Empezando por las reformas que deben emprenderse en el seno de las Naciones Unidas y del Consejo de Seguridad, reformas que deberían haberse llevado a cabo hace mucho tiempo. Al igual que la reforma de la arquitectura financiera mundial.
La cuestión de la reforma del Consejo de Seguridad lleva años sobre la mesa. ¿Se ha hecho algún progreso real?
Se ha dicho claramente que la reforma es necesaria. Ahora hay que poner en marcha las acciones para llevarla a cabo. Como sabe, la Unión Africana ha adoptado el Consenso de Ezulwini, que reclama dos puestos permanentes para África en el Consejo de Seguridad. Ahora tenemos que definir las modalidades. Disponemos de varias plataformas para hacerlo. El G20, por ejemplo, celebrará una cumbre en Sudáfrica en 2025.
Acogemos con satisfacción el apoyo dado por Estados Unidos [en septiembre] a la creación de puestos africanos, pero no es suficiente. Todos los miembros permanentes deben tener derecho a veto. No tiene sentido que unos pocos países decidan las cuestiones de seguridad de todo el mundo.
El continente africano, muy afectado por la inestabilidad, debe tener una voz más fuerte en el Consejo de Seguridad.
Desde diciembre de 2023, Sudáfrica participa en la fuerza regional de la SADC en el este de la RDC, de la que es comandante. Pero esta fuerza tiene dificultades para desplegarse más allá de Goma. ¿Está destinada a entrar en combate contra los rebeldes del M23?
No. Esta fuerza se despliega para mantener la paz y la estabilidad, y para ofrecer una oportunidad y un espacio al proceso de Luanda, cuyo objetivo es encontrar una solución política duradera. En este sentido, acogemos con satisfacción el alto el fuego logrado por el Presidente angoleño João Lourenço [que entró en vigor a principios de agosto].
¿No existe riesgo de conflicto directo entre la SADC y las tropas ruandesas?
No hay razón para una escalada, dado que nuestra misión principal es mantener la paz y la estabilidad en la región y proteger a los civiles. Nos gustaría ver un mayor compromiso político por parte de Ruanda y, más en general, de los actores políticos regionales. Hay un proceso en marcha y debemos darle una oportunidad.
Un año después del comienzo de la guerra en Gaza, el conflicto se ha extendido a países vecinos como Líbano. ¿Qué espera de las Naciones Unidas en este contexto?
El Pacto de Futuro [de la 79ª Asamblea General] se aplica a todos los conflictos mundiales. Es muy claro en cuanto al respeto de la Carta de las Naciones Unidas y del derecho internacional. También es muy claro sobre el respeto a la Corte Internacional de Justicia.
En cuanto a la situación en Gaza, está claro que sólo hay una solución: un alto el fuego inmediato, el fin de las hostilidades y el compromiso de las partes de encontrar una solución basada en la resolución de la ONU sobre una solución de dos Estados.
A pesar de los llamamientos a la paz, algunos países siguen suministrando armas a Israel, en particular Estados Unidos. ¿Qué opina de esta cuestión?
Quienes siguen alimentando el conflicto, de la forma que sea, podrían ser cómplices de las atrocidades que se están cometiendo. Es imperativo que todos los países muestren moderación.
Sudáfrica acogerá una cumbre del G20 a finales de 2025. ¿Cuáles son sus expectativas?
Acoger un acontecimiento de esta magnitud es una gran oportunidad para nuestro país. Lo vemos como una oportunidad para promover la reforma de la arquitectura financiera mundial, para poner de relieve la agenda que debe adoptarse sobre el cambio climático, que nos afecta directamente, en Sudáfrica y en todo el continente. También es una oportunidad para transmitir nuestro mensaje, que es que deberíamos financiar el desarrollo en lugar de la guerra.
Incluiremos la cuestión de la financiación de la Agenda 2063 de la Unión Africana y la reestructuración de la deuda. Se trata de una cuestión central para nosotros y para el Sur global: muchos países están atrapados en una situación en la que pagan más por la deuda que por la provisión de servicios o infraestructuras básicas.
Imagen de portada: Ronald Lamola, ministro sudafricano de Relaciones Internacionales y Cooperación, en una reunión con el Secretario de Estado estadounidense Antony Blinken el 26 de septiembre de 2024 en Nueva York © Bryan R. SMITH / POOL / AF.