El Organized Crime and Corruption Reporting Project (OCCRP) acaba de conceder su primer " Lifetime Non-Achievement Award " al presidente de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang Nguema Mbasogo. Una distinción que corona casi medio siglo de corrupción sistémica y represión brutal en este país centroafricano.
" Teodoro Obiang encarna el libro de texto perfecto del dictador moderno ", afirma Drew Sullivan, editor del OCCRP. Desde su golpe de Estado en 1979, el líder más longevo de África ha transformado Guinea Ecuatorial en un auténtico laboratorio de la autocracia: detenciones arbitrarias, desapariciones forzosas, torturas... Un reino del terror financiado por las ganancias extraordinarias del petróleo del país.
La fortuna de una dinastía con pies de barro
El contraste es sorprendente. Mientras el clan Obiang hace alarde de su opulencia por todo el mundo, el 76% de la población de Guinea Ecuatorial vive por debajo del umbral de la pobreza, según las últimas estimaciones del Banco Mundial. Una situación tanto más terrible cuanto que el país ostenta uno de los PIB per cápita más elevados de África gracias a sus recursos petroleros.
Teodorín Obiang, hijo del presidente y sucesor designado, se ha convertido en el símbolo de estos excesos. Condenado en Francia por blanqueo de dinero, este príncipe heredero colecciona propiedades de lujo y coches raros. ¿Su última adquisición? Un jet privado valorado en 100 millones de dólares, equivalente al presupuesto sanitario anual del país.
Un modelo tóxico que está siendo emulado
Para el periodista ghanés Anas Aremeyaw Anas, miembro del jurado de el OCCRP, la influencia de Obiang se extiende mucho más allá de las fronteras de su pequeño Estado. "Ha creado un modelo de gobierno basado en la depredación y la impunidad que, por desgracia, inspira a muchos aprendices de autócratas en el continente", analiza.
La reciente oleada de golpes de Estado en África Occidental parece darle la razón. Varias juntas militares han adoptado los métodos probados del sistema de Obiang: concentración de poder, represión de los opositores y captura de los recursos nacionales.
Un futuro de continuidad
A sus 81 años, Teodoro Obiang prepara su sucesión. Su hijo Teodorín, ya vicepresidente, se perfila como el heredero natural del sistema. Una perspectiva que preocupa a los observadores internacionales, dado el demostrado desprecio del delfín por el buen gobierno.
Famoso por sus extravagantes payasadas y su gusto por el lujo ostentoso, Teodorín se ha hecho un nombre a base de escándalos internacionales: suntuosas propiedades en Francia, raros coches de lujo, jets privados y fastuosas fiestas. Condenado en París en 2021 por blanqueo de dinero y malversación de fondos públicos, se ha convertido en el símbolo mismo de la cleptocracia.
Teodoro Obiang Nguema, le prix de la honte pour 45 ans de terreur