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Veintiuna personas murieron el domingo 8 de septiembre en un tiroteo atribuido a paramilitares en un mercado de Sennar, en el sureste de Sudán. La Red de Médicos Sudaneses informó también de que más de 70 personas resultaron heridas en el ataque, que atribuyó a las Fuerzas de Apoyo Rápido (FPR), paramilitares bajo el mando del general Mohammed Hamdan Daglo, que luchan contra el ejército del general Abdel Fattah Al-Burhane.
Sudán está asolado desde abril de 2023 por un sangriento conflicto entre el ejército y las fuerzas paramilitares. Ya se ha cobrado decenas de miles de vidas y ha desencadenado una de las peores crisis humanitarias del mundo.
El estado de Sennar, que ya albergaba a más de medio millón de desplazados antes de que estallaran los combates, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), une el centro de Sudán con el sureste, controlado por el ejército, donde han encontrado refugio otros cientos de miles de desplazados.
En agosto, un ataque paramilitar dejó al menos 80 muertos en una ciudad de este estado, según una fuente médica y testigos.
Rechazada la petición de embargo de armas
Expertos del Consejo de Derechos Humanos de la ONU pidieron el viernes el «despliegue inmediato» de una fuerza «independiente e imparcial» para proteger a los civiles en el país. Afirmaron que los beligerantes sudaneses habían cometido «una serie atroz de violaciones de los derechos humanos y crímenes internacionales, muchos de los cuales pueden calificarse de crímenes contra la humanidad». La recomendación de los expertos de desplegar una fuerza independiente fue rechazada por los diplomáticos sudaneses, que denunciaron una «flagrante violación de su mandato» por parte de la misión de la ONU.
«La protección de los civiles sigue siendo una prioridad absoluta para el gobierno sudanés», declaró el Ministerio de Asuntos Exteriores, acusando a las «milicias de atacar sistemáticamente a civiles e instituciones civiles».
En su opinión, «el papel» del Consejo de Derechos Humanos debe ser «apoyar el proceso nacional en lugar de tratar de imponer un mecanismo externo diferente», y rechazó la petición de un embargo de armas.
Sudán vive una «pesadilla»
La guerra, que ha desplazado a más de diez millones de personas, sobre todo en los países vecinos, ha provocado una gravísima crisis humanitaria, según la ONU. «El grado de urgencia es escandaloso, así como la falta de acción para contener el conflicto y responder al sufrimiento causado», advirtió el domingo el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus.
De visita en Port Sudán, pidió «al mundo que despierte y ayude a sacar a Sudán de la pesadilla en la que vive», hablando en rueda de prensa sobre el «casi colapso de gran parte del sistema sanitario».
Según él, entre el 70% y el 80% de la infraestructura sanitaria no funciona plenamente, y el sector humanitario, que había solicitado una ayuda de 2.700 millones de dólares (unos 2.500 millones de euros) para 14,7 millones de sudaneses en situación de necesidad urgente, ha recibido menos de la mitad.
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