Sin noticias del Sahara. Javier Fariñas Martin, Mundo Negro.

1/9/25
5 minutos de lectura.
Política
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La palabra Sahara aparece solo en dos ocasiones en España África 2025-2028. Trabajando juntos a través de una relación estratégica, un documento de 96 páginas elaborado por el Gobierno de España que debe guiar la acción de nuestro país en el continente vecino durante el próximo trienio. La primera mención, de carácter geográfico, está en la página 12, en la Introducción: «Hasta ahora, los documentos estratégicos elaborados por España se limitaban al África al Sur del Sáhara». La segunda aparece en la página 37, en el epígrafe «Nuestra vecindad africana: África occidental, el Sahel y el norte de África». Ahí se dice que «en el Sahel, la zona de transición climática y geográfica al sur del desierto del Sáhara, se concentran, en mayor medida y con mayor intensidad que en ninguna otra región africana los grandes desafíos a los que se enfrenta el continente».

Y nada más.

Con un proceso de descolonización pendiente de concluir y una ofensiva diplomática marroquí que se apunta casi todos los asaltos en la disputa por la soberanía del territorio de la antigua colonia española –la última excepción fue la sentencia del Tribunal de Justicia de la UE, que dictaminó en octubre que los acuerdos pesqueros y agrícolas entre Bruselas y Rabat no eran válidos porque no respetaban el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui (ver MN 708, pp. 6-7)–, llama la atención el silencio que cubre el Sahara Occidental. Consultada por esta revista, Cristina Martínez Benítez de Lugo, participante en el Movimiento por los Presos Políticos Saharauis, indica por correo electrónico que «el plan, que por primera vez se va a ocupar del noroeste de África, ha perdido la oportunidad de hacer una mínima alusión al Sahara Occidental». En su opinión, se trata de «una omisión grave, dado el compromiso de España con su antigua colonia, de la que todavía es potencia administradora, y la enorme responsabilidad que tiene España en la ocupación del territorio saharaui por Marruecos».

Marruecos y Mauritania, los otros dos Estados firmantes del Acuerdo Tripartito de Madrid, en el que se establecieron las bases para el futuro de la antigua provincia 53, aparecen citados 13 y 21 veces, respectivamente, en el documento. En esta idea insiste Alfonso Masoliver. En una nota de voz enviada a esta redacción, el periodista hace una enumeración de silencios y menciones: «Sahara Occidental no aparece mencionado ni una vez, mientras que Marruecos aparece mencionado, Libia aparece mencionada, Túnez, Argelia, Egipto incluso aparece mencionado creo que diez veces. Sin embargo, Sahara Occidental, que es la mayor responsabilidad de España en el continente africano, no está».

Además de llamativo, «ese silencio clamoroso sobre el Sahara les delata [al Gobierno español]. No se puede desear una África pacífica y segura y a la vez fomentar una ocupación», añade Martínez Benítez de Lugo.  

Un silencio. Pero no es el único.

El pasado 16 de noviembre tuvo lugar en Madrid una de las últimas manifestaciones a favor del derecho de autodeterminación de Sahara Occidental y por el cumplimiento de las sentencias del Tribunal Superior de Justicia de la UE. Fotografía: Diego Radames/Getty. En la imagen superior, los presidentes de España y Mauritania, Pedro Sánchez y Mohamed Ould Ghazouani, el 5 de diciembre, durante la presentación del documento España África 2025-2028. Fotografía: Javier Soriano/Getty

Otros escenarios

El documento estratégico España África 2025-2028 contempla el reforzamiento de los vínculos con los socios africanos, prestando especial atención al norte y al oeste del continente. En este contexto se entiende el énfasis que el Gobierno español pone en la CEDEAO, el bloque de África Occidental, cuyo presidente, Omar Alieu Touray, participó en la presentación del documento. Sin embargo, debido a este énfasis, es llamativa la inespecificidad sobre la Alianza de los Estados del Sahel, que han constituido los Gobiernos militares de Malí, Burkina Faso y Níger. Lo que germinó como un bloque ocasional tras los alzamiento militares que se sucedieron en estos tres países, está mutando en una unión regional de carácter político y económico que puede culminar con un cisma en la CEDEAO, de la que los tres países ya han anunciado su deseo de salir. Del nuevo agente regional, el plan estratégico español se limita a describir la situación de «los países del Sahel Central que han experimentado un incremento de la inestabilidad que ha culminado con golpes de estado y han constituido una Alianza de Estados del Sahel que prioriza los lazos en el terreno de la seguridad con Rusia y otros actores». No se avanza nada de cuál puede ser la estrategia de la diplomacia española con los Gobiernos de Bamako, Uagadugú y Niamey.

Otro silencio llamativo tiene que ver con una de las áreas claves para España, el delta del Níger, de donde procede buena parte del petróleo que importamos (ver MN 699, pp. 26-31). Masoliver apunta que «tampoco aparece mencionado en ningún momento del documento, a pesar de que es un lugar donde hay asesinatos, guerrillas, violencia, contaminación a niveles industriales por el vertido de crudo en campos y zonas acuáticas. A pesar de que indica que va a fomentar las energías limpias y verdes y a facilitar transiciones energéticas en el continente africano, no dice ni una sola palabra de la mayor catástrofe medioambiental africana, que es la del delta del Níger, lo que resulta cuanto menos extraño».

100 medidas

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, presentó España África 2025-2028 el pasado 5 de diciembre. En el acto participaron, entre otros, el presidente mauritano, Mohamed Ould Ghazouani, y el máximo responsable de la Comisión de la Unión Africana, Moussa Faki Mahamat, que apura sus últimas semanas en el cargo. Senegal, uno de los países prioritarios para España, estuvo representado por su ministro de Economía, Abdourrahmane Sarr.

El documento estádividido en cinco grandes objetivos (Reforzar, Crecer, Conectar, Proteger y Convivir) e incluyeun centenar de medidas que el Gobierno español deberá desarrollar o impulsar durante el próximo trienio. Entre ellas se encuentran la celebración de más cumbres con países africanos, una ofensiva diplomática que contempla la apertura de nuevas embajadas, la colaboración en seguridad y defensa, o la ampliación de proyectos de migración circular, una estrategia que ya avanzó el propio Pedro Sánchez el pasado mes de agosto, cuando realizó una gira por Senegal, Gambia y Mauritania.

Dentro de tres años será el momento de hacer balance del cumplimiento del documento. De momento, más allá de las palabras, quedan los silencios. Y algunos son llamativos.

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A: El mismo silencio se extiende a Guinea Ecuatorial...