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Las autoridades francesas, que insisten en la necesidad de respetar el calendario de la transición, apuestan por una aproximación a Libreville para contrarrestar su pérdida de influencia en África.
En la gran familia de golpistas que han tomado el poder en el África francófona en los últimos años, Brice Oligui Nguema, de 49 años, ocupa un lugar especial a los ojos de París. A diferencia de los dirigentes militares de Malí, Burkina Faso y Níger, con los que las relaciones diplomáticas son atroces, el presidente de transición de Gabón es considerado un hombre a tener en cuenta. El martes 28 de mayo, siete meses después de derrocar a su primo Ali Bongo Ondimba, tiene previsto iniciar una visita oficial de cinco días a Francia, que culminará el viernes con un encuentro con Emmanuel Macron en el Palacio del Elíseo, donde será recibido con honores militares.
Acoger a este golpista como a un presidente «normal» está en consonancia con el trato especial que Francia le ha dispensado desde que tomó el poder el 30 de agosto de 2023. Tras condenar el golpe de Estado que tuvo lugar pocas horas después de la discutida reelección de Ali Bongo, París no abogó por la imposición de ninguna sanción, contrariamente a su política hacia los países del Sahel, en particular Níger, donde el presidente Mohamed Bazoum había sido derrocado un mes antes. Por el contrario, el nuevo presidente de Gabón nunca se ha manifestado abiertamente en contra de la antigua potencia colonial. En diciembre, Macron y Oligui mantuvieron conversaciones coincidiendo con la COP28 en Dubai.
«Un hombre metódico"
París refuta de antemano la acusación de «doble rasero» y subraya las diferencias entre las situaciones del Sahel y Gabón. «No todos los golpistas son iguales», explica un político francés.«Desde el 30 de agosto, no se ha quemado ninguna bandera tricolor en Gabón.Además, hay una gran diferencia con esta junta: se ha comprometido a respetar el calendario de la transición y avanza muy rápidamente. Se ha celebrado el diálogo nacional inclusivo. Los trabajos sobre la Constitución están en marcha. El Presidente Oligui es un hombre metódico. Hace lo que dice y cumple sus promesas».
La caída de Ali Bongo, que sucedió a su padre en 2009, ha sido recibida con cierta indiferencia en París.
Si bien Libreville fue uno de los bastiones de la «Françafrique» durante los cuarenta y un años de reinado de Omar Bongo, las relaciones entre ambos países no dejaron de debilitarse bajo el régimen del «hijo».Las críticas a la gestión del antiguo jefe de Estado gabonés y la apertura de investigaciones sobre los «bienes mal adquiridos» de la familia en Francia llevaron incluso a Ali Bongo a ingresar en la Commonwealth en 2022.No ha habido ninguna reacción oficial de Francia sobre la suerte del depuesto presidente, que sigue viviendo bajo arresto domiciliario y está en huelga de hambre para protestar contra las condiciones en las que están detenidos su esposa Sylvia y su hijo Nourredine.
En este contexto, la llegada al poder de Brice Oligui Nguema podría representar una oportunidad de acercamiento.
Con su influencia menguante en algunas de sus antiguas zonas de influencia y el envejecimiento de los regímenes de varios países centroafricanos, Libreville podría volver a convertirse en un socio privilegiado.Está previsto que los dos presidentes aborden varios temas, entre ellos el futuro de la base militar que alberga a cerca de 400 soldados franceses.
El enviado especial de Emmanuel Macron, Jean-Marie Bockel, viajó a Gabón en marzo para tratar este asunto con las autoridades del país. En el marco de la revisión de la presencia militar francesa en el continente, el número de efectivos podría reducirse drásticamente. Este tema, que no es objeto de un debate central en Gabón a diferencia de otros Estados gobernados por militares, se abordará «en función de los intereses compartidos», asegura una fuente gabonesa.
El otro eje de la visita será económico, con un foro Francia-Gabón que se celebrará el miércoles en presencia del Jefe de Estado gabonés.
En este país rico en petróleo, con 2 millones de habitantes y considerables recursos mineros y forestales, cerca de un centenar de empresas francesas operan en los sectores de la energía, el transporte y la madera.Según una fuente diplomática francesa, «Brice Oligui Nguema desea tranquilizarlas», en particular por el deseo popular expresado durante el diálogo nacional de ver surgir un patriotismo económico que contrarreste la competencia extranjera. En su discurso a la nación del 31 de diciembre, Oligui anunció la adquisición de la segunda compañía petrolera del país, Assala. "Con el fin de aumentar nuestros ingresos, hemos decidido hacer valer los derechos preferentes del Estado para comprar la compañía petrolera Assala", declaró.Esto ha supuesto un toque de atención para el grupo francés Maurel & Prom, que había ofrecido 1.300 millones de dólares (1.100 millones de euros) a la empresa estadounidense Carlyle para hacerse con la compañía gabonesa.
«Tenemos la sensación de que el nuevo Gobierno va en serio y tiene una voluntad encomiable de renovar el mercado.No estamos preocupados, porque seguimos trabajando bien, pero mantenemos la cautela", afirma Etienne Giros, responsable del Consejo Francés de Inversores en África (CIAN).«Hay una actitud de espera ante los vientos de nacionalismo económico.Los empresarios franceses y británicos se preguntan por el rumbo que tomará el Sr. Oligui", afirma un empresario francés.Las empresas extranjeras que operan en Gabón han acogido con satisfacción la limpieza política, pero se preguntan hasta dónde llegará.¿Querrá el Sr. Oligui adelantarse a otras áreas interesantes de la economía?
Una última secuencia, de tono conmemorativo, tendrá lugar el domingo en Airaines (Somme), donde Brice Oligui Nguema asistirá a las ceremonias del desembarco del Día D para rendir homenaje al capitán Charles Mésany N'Tchoréré, soldado gabonés muerto como un héroe en la Segunda Guerra Mundial. Una nueva oportunidad para realzar su estatura como Jefe de Estado, ya que las recomendaciones del diálogo nacional le permiten presentarse a las elecciones posteriores a la transición, previstas para agosto de 2025.
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