Mientras que algunos países experimentaron cambios políticos transformadores, otros continuaron bajo el dominio de sistemas políticos atrincherados. Este año se puso de relieve el espectro de la dinámica política, desde las democracias multipartidistas que abrazan el cambio hasta los sistemas de partido único que se aferran al poder.
Entre los resultados más destacados figuran la derrota del partido gobernante de Botsuana tras décadas de dominio, la aparición de una presidenta en Namibia y la transición democrática de Ghana, marcada por la rotunda victoria electoral de un ex presidente. A continuación, analizamos estas elecciones cruciales y sus implicaciones más amplias en un año en el que las guerras civiles africanas dominan la narrativa.
Botsuana: Una ruptura con el pasado
Por primera vez desde su independencia en 1966, Botsuana vio cómo el gobernante Partido Democrático de Botsuana (PDB) perdía el poder. La coalición de la oposición, Umbrella for Democratic Change (UDC), liderada por el abogado de derechos humanos Duma Boko, derrocó al gobierno del Presidente Mokgweetsi Masisi en un sorprendente vuelco. Este hecho marcó un hito en la historia política de Botsuana, al poner fin a casi seis décadas de dominio de un solo partido desde la independencia en 1966.
Boko, en su tercera candidatura a la presidencia, consiguió galvanizar el voto juvenil abordando cuestiones acuciantes como el desempleo, la diversificación económica y la mejora de la gobernanza democrática. Su plataforma prometía reformas estructurales para abordar el estancamiento económico y la creciente desigualdad. La victoria de la UDC se extendió más allá de la presidencia, ya que la coalición se aseguró la mayoría parlamentaria, dejando al otrora dominante BDP con sólo cuatro escaños.
Botsuana ha sido reconocida durante mucho tiempo por la estabilidad de sus instituciones democráticas, pero estas elecciones subrayaron el deseo del electorado de un cambio sustancial. Los resultados reflejaron el descontento generalizado con la gestión de los retos económicos por parte del BDP y su incapacidad para adaptarse a las necesidades cambiantes de la población.
Namibia: Un nuevo líder en medio de desafíos
Las elecciones generales de Namibia de 2024 marcaron un hito histórico: la elección de Netumbo Nandi-Ndaitwah como primera mujer presidenta del país. La victoria de Nandi-Ndaitwah, que representa a la gobernante Organización Popular de África Sudoccidental (SWAPO), la convierte en la segunda jefa de Estado de África, tras la tanzana Samia Suluhu Hassan.
A pesar de su triunfo personal, el dominio político de la SWAPO siguió erosionándose. La mayoría del partido en la Asamblea Nacional se redujo a 51 escaños, la más baja desde la independencia de Namibia en 1990. Las elecciones se celebraron en un contexto de dificultades económicas, como el aumento del desempleo y la inflación, que alimentaron el creciente descontento entre los votantes. El fallecimiento del ex presidente Hage Geingob en febrero de 2024 contribuyó a la incertidumbre política, y el vicepresidente Nangolo Mbumba cumplió el resto de su mandato antes de renunciar a competir por la presidencia.
Las elecciones se enfrentaron a problemas logísticos y técnicos, como la ampliación del horario de votación, que suscitó las críticas de la misión de observadores de la Unión Africana. Aunque la UA reconoció el desarrollo pacífico de las elecciones, puso de manifiesto su preocupación por la transparencia, calificando la actuación de la comisión electoral con sólo un 50% en cuanto a la integridad de los procedimientos. La debilitada posición de la SWAPO refleja la creciente presión a la que se ven sometidos los partidos dominantes desde hace mucho tiempo en toda África para que aborden los problemas económicos y de gobernanza.
Ghana: Una rotunda victoria democrática
En Ghana, el regreso de John Mahama a la presidencia marcó un momento significativo en la historia política del país. Bajo el lema "un nuevo comienzo, una nueva dirección", Mahama, del Congreso Nacional Democrático (NDC), derrotó al Vicepresidente Mahamudu Bawumia por el mayor margen de victoria en 25 años. Mahama obtuvo el 56,6% de los votos frente al 41,6% de Bawumia, con una participación de casi el 61%.
La victoria de Mahama se produjo tras dos mandatos del Presidente Nana Akufo-Addo, cuyo Nuevo Partido Patriótico (NPP) se enfrentó a críticas generalizadas por los problemas económicos de Ghana. El país se enfrenta a su peor crisis económica en décadas, impulsada por la inflación, el aumento del coste de la vida y el impacto medioambiental de la minería del oro. A pesar de estos retos, la tradición ghanesa de alternancia en el poder entre el NDC y el NPP persiste, reflejo del compromiso del electorado con los principios democráticos.
La temprana concesión de la derrota por parte de Bawumia fue ampliamente elogiada como un gesto de estadista, destinado a evitar tensiones postelectorales. Esta transición pacífica subraya la reputación de Ghana como faro de la democracia en África Occidental. Sin embargo, los retos económicos a los que se enfrenta la administración entrante siguen siendo formidables, lo que plantea dudas sobre hasta qué punto el cambio político puede traducirse en mejoras tangibles para la población.
Temas generales
Si bien 2024 mostró cambios políticos significativos, también puso de relieve los desafíos persistentes en los procesos electorales africanos. Algunas elecciones sirvieron de fachada para mantener el control autoritario, mientras que otras demostraron la capacidad de un auténtico cambio democrático. El papel de los jóvenes, las mujeres y la sociedad civil sigue creciendo, presionando por una mayor responsabilidad e inclusión en la gobernanza.
En países como Botsuana y Namibia, el debilitamiento de los partidos dominantes durante mucho tiempo indica un cambio hacia un panorama político más competitivo. Mientras tanto, las elecciones de Ghana reafirmaron la resistencia de sus instituciones democráticas. Sin embargo, los persistentes problemas económicos -desde el desempleo hasta la dependencia de los recursos- siguen siendo una de las principales preocupaciones de los votantes, lo que influye en los resultados electorales y determina las prioridades de la gobernanza.
Conclusión
Un informe del Banco Mundial opinaba que "la prevalencia relativamente más alta de la guerra en África no se debe a la fragmentación etnolingüística de sus países, sino a los altos niveles de pobreza, el fracaso de las instituciones políticas y la dependencia económica de los recursos naturales". Los líderes políticos africanos deben abordar estas cuestiones.
Las elecciones de 2024 en África pusieron de relieve la diversidad y el dinamismo políticos. Desde la histórica derrota del partido gobernante de Botsuana hasta la elección sin precedentes de una presidenta en Namibia y la reafirmación de los principios democráticos en Ghana, estos acontecimientos reflejan tanto los avances como las luchas en curso. Mientras las naciones africanas navegan por la compleja interacción de factores políticos, económicos y sociales, la demanda de un liderazgo responsable y receptivo es más fuerte que nunca. Que estas elecciones conduzcan a cambios sustanciales o sean meras victorias simbólicas dependerá de la capacidad de los gobiernos nuevos y existentes para abordar los acuciantes retos a los que se enfrentan sus ciudadanos. No obstante, es necesario tomar nota y alabar este ejercicio democrático, ya que muchos países no consiguen emular estos ejemplos.
El autor fue embajador en Alemania, Indonesia, Etiopía, la ASEAN y la Unión Africana. Tuitea en @AmbGurjitSingh. Las opiniones expresadas en este artículo son personales y exclusivas del autor. No reflejan necesariamente los puntos de vista de Firstpost.