El país africano enfrenta una transición política tras 45 años de dictadura de Teodoro Obiang. Su hijo Teodorín, implicado en casos de corrupción, es su probable sucesor. Tensiones étnicas, explotación de recursos naturales, permanente crisis económica y una alianza militar con Rusia complican aún más el futuro del país.
Guinea Ecuatorial se encuentra en un momento crucial de su historia política, con una transición inminente que promete ser profundamente conflictiva. Bajo el gobierno de Teodoro Obiang Nguema Mbasogo (82), la nación ha sido testigo de la dictadura más longeva del mundo, con cuarenta y cinco años de control autoritario y violaciones a los derechos humanos. Obiang, tras ascender al poder mediante un golpe de estado contra su tío Francisco Macías Nguema en 1979, ha consolidado un régimen caracterizado por el terror, la represión y la cleptomanía, asegurando una "democracia" que solo sirve para mantener su dominio absoluto.
Teodoro Nguema Obiang Mangue, conocido como Teodorín, hijo y vicepresidente del país, juega un papel crucial en la próxima sucesión. Sin embargo, su reputación está marcada por acusaciones de corrupción masiva y ostentación, incluyendo investigaciones internacionales por lavado de dinero y malversación de fondos públicos, que han llevado a condenas y multas millonarias en países como Francia y Brasil. Esta dinastía política ha consolidado su poder al colocar a familiares en posiciones clave del ejército y el gobierno, asegurando así el control sobre los recursos naturales del país, como la madera, la pesca, los minerales y, sobre todo, el petróleo.
A la par, la inestabilidad política en Guinea Ecuatorial se ha visto seriamente afectada por conflictos étnicos tanto interna como externamente, agravados por el control de los recursos naturales existentes en la región.
DIFERENCIAS ÉTNICAS IRRECONCILIABLES
Las tensiones étnicas en Guinea Ecuatorial, exacerbadas por décadas de dominio Fang sobre las naciones Ndowé, Boobe y Ambô, complican aún más el panorama político. Estas comunidades han enfrentado discriminación, represión y dominación territorial bajo el gobierno central, lo que las impulsó a declarar la independencia y reconocimiento de sus territorios históricos en la costa Río Muni y las islas Bioko (ex Fernando Poo) y Annobón respectivamente. Estos reclamos se encuentran por demás avanzados, a punto tal que las tres etnias han conformado sus propios gobiernos para afrontar estas demandas bajo los liderazgos de José Luis Eñeso Kola (Primer Ministro Ndowé), Orlando Cartagena Lagar (Primer Ministro Annobonés) y Alexander Malabo Marugu (Jefe de Estado Boobe).
Estos conflictos étnicos, arraigados en legados coloniales y exacerbados por políticas de exclusión, han derivado en violaciones sistemáticas de derechos humanos, incluidos secuestros, torturas y abusos sexuales. Pero no son los únicos.
Puertas adentro, los Fang tienen sus propias divisiones internas. A ellos puede dividírselos en tres grandes grupos: Ebebiyin, Micomeseng y Mongomo. Estos últimos, los gobernantes de Guinea Ecuatorial, han sido acusados en numerosas ocasiones por el incumplimiento de acuerdos, lo que ha llegado a provocar innumerables persecuciones y asesinatos por parte del régimen de Obiang hacia los dos pueblos que se suponía iban a integrar un gobierno rotatorio. La situación humanitaria empeoró con la aparición del petróleo en la región, lo que provocó la huida de la mayoría de los Pamwes-Fang al exterior de país, concretamente a Europa.
Por otro lado, la frontera entre Gabón y Guinea Ecuatorial, especialmente en torno a las islas Mbañe, Conga y Cocoteros en la Bahía de Corisco, ha sido un foco de un extenso conflicto territorial, lo que ha exacerbado las tensiones desde la independencia de Guinea Ecuatorial en 1968. Aunque en 2016 ambos países acordaron llevar el conflicto a la Corte Internacional de Justicia de La Haya en busca de una resolución, a fines del año pasado y, tras un golpe de estado, el general Brice Oligui Nguema (perteneciente a otra rama de la etnia Fang) juró como presidente de transición y el escenario resulta incierto, ya que existen trascendidos en torno a la posibilidad de que Gabón intente sacar provecho de una revuelta general en el país vecino para recuperar su territorio, que fuera cedido por Francia a España en el año 1900
En ese marco, quien sigue toda esta situación con atención desde su exilio en España es Severo Matías Moto Nsá, conocido como jefe del gobierno en el exilio de Guinea Ecuatorial y líder del Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial (PPGE). Moto ha enfrentado persecuciones y encarcelamientos en su país debido a su oposición al régimen de Obiang. A lo largo de los años, ha sido figura central en la política de Guinea Ecuatorial, participando en elecciones presidenciales y siendo acusado de intentos de golpes de estado. A pesar de los desafíos, sigue siendo una figura influyente en la oposición guineana desde su base en el extranjero, desde donde aguarda el momento propicio para tomar el poder.
RELACIONES CARNALES CON RUSIA
En un movimiento estratégico reciente, Obiang ha confirmado públicamente su alianza militar con Rusia, tras coquetear durante años con Estados Unidos y China. Este acuerdo no solo implica la formación de las fuerzas armadas ecuatoguineanas por parte de instructores rusos, sino también la promesa de establecer una base naval en la costa atlántica, una región geopolíticamente disputada por las grandes potencias. Este paso no solo promete fortalecer las capacidades militares de Guinea Ecuatorial en vistas del conflicto latente, sino que también alinea al país con la agenda de expansión de influencia de Rusia en África, como se evidencia en la organización de la próxima Cumbre Rusia-África.
La decisión de albergar este encuentro internacional en Malabo refleja el interés de Vladímir Putin en consolidar su presencia en el continente, aprovechando la relativa receptividad de líderes africanos frente a los gobiernos de Joe Biden y Xi Jinping, particularmente en un contexto donde la crisis en Ucrania ha polarizado las relaciones globales.
VIOLACIONES A LOS DERECHOS HUMANOS
La situación de los derechos humanos en Guinea Ecuatorial ha sido objeto de críticas internacionales persistentes. Organizaciones como Human Rights Watch y Amnistía Internacional han documentado casos de tortura y represión política, censura mediática y persecución de disidentes bajo el régimen de Obiang.
La represión sistemática se ve respaldada por un aparato judicial manipulado y un control estricto sobre la libertad de expresión, lo que perpetúa un ciclo de impunidad y abuso de poder que apunta permanentemente al disciplinamiento de los reclamos secesionistas.
LA LUCHA POR EL “ORO NEGRO”
Los yacimientos de hidrocarburos han sido una fuente de riqueza, pero también de conflicto en Guinea Ecuatorial. A pesar de ser uno de los países más ricos en recursos naturales per cápita en África, la gestión deficiente y la corrupción han impedido que estos beneficios se traduzcan en mejoras significativas para toda la población.
Por ello, los conflictos étnicos se entrelazan con disputas más amplias sobre la potestad de los recursos existentes en la región y la distribución equitativa de la riqueza. Este factor ha colaborado con el crecimiento de las tensiones sociales no solo entre las diferentes etnias que componen Guinea Ecuatorial sino también entre los países vecinos, esencialmente entre la República Gabonesa y la República Democrática de Santo Tomé y Príncipe, cuyo presidente es Carlos Vila Nova.
Las internas se intensificaron durante las últimas semanas, tras conocerse que Chevron quiere exprimir el “tesoro submarino” de Guinea Ecuatorial, pues se cree que hay importantes cantidades de crudo en esta zona costera. Se habla de hasta 1.190 millones de barriles recuperables.
Tanto los Ndowé como los Boobe y los Ambô han alzado sus voces, exigiendo un mayor control sobre el destino de los recursos y la distribución equitativa del bienestar económico que supone este negocio.
FUTURO INCIERTO
Guinea Ecuatorial se encuentra en un punto de inflexión extremo. La próxima transición de poder, marcada por la crueldad de la dinastía Obiang y las tensiones étnicas históricas, presenta desafíos significativos para la estabilidad política y los derechos humanos en esta región africana.
La comunidad internacional, a través de organizaciones de derechos humanos y organismos financieros como el FMI, continúa presionando por reformas significativas y transparencia en la gestión de recursos, aunque los intereses geopolíticos y económicos en juego complican aún más el panorama de un país que podría terminar implosionando en los próximos años. (www.REALPOLITIK.com.ar)
https://realpolitik.com.ar/nota/58237/guinea-ecuatorial-se-prepara-para-una-sangrienta-transicion/
A: Algunos detalles de esta crónica argentina pueden parecer (y son sin duda) inexactos, la visión general puede, sin embargo, estar más cerca de la verdad
En la fotografia de cabecera: Teodorín Obiang, vicepresidente de la dictadura de Guinea Ecuatorial y sucesor de su padre.