Mozambique: crisis post-electoral y rebelión juvenil. Boaventura Monjane, Sin Permiso. 16 de noviembre de 2024

11/18/24
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Política
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Mozambique se encuentra en una coyuntura crítica. El descontento post-electoral revela fallas profundamente arraigadas en su sistema político. Lo que comenzó como un desafío al partido gobernante, Frelimo, después de las recientes elecciones de 2024, ahora ha estallado en una crisis nacional. El partido gobernante, que fue venerado por su papel en la liberación de Mozambique, es cada vez más visto como una organización de derechas que defiende intereses privados y al capital internacional. Décadas de supuesta manipulación electoral, corrupción sistémica y control sobre todos los sectores del gobierno han erosionado la confianza y la legitimidad públicas.

Frelimo: de héroes de la liberación a colaboracionistas de las multinacionales

El partido Frelimo, en el poder desde la independencia de Mozambique, está en el centro de la crisis democrática del país. Inicialmente elogiado por su papel en la lucha de liberación, Frelimo ha pasado de ser una fuerza revolucionaria a ser un partido acusado de dirigir un sistema casi autoritario. Numerosas pruebas sugieren que Frelimo ha manipulado el Comité Nacional Electoral (CNE) para bloquear la participación de la oposición en las elecciones, aprovechando su control para asegurarse victorias electorales importantes. La composición actual del CNE, llena de simpatizantes de Frelimo, hace que carezca de la independencia imprescindible para otorgar legitimidad democrática. Para muchos, la gestión del CNE de los recientes resultados electorales ha confirmado que opera como una extensión del partido gobernante.

Esta monopolización se extiende más allá de los aparatos políticos. El control de Frelimo de las industrias extractivas, incluyendo el gas, el carbón, los rubíes y los minerales de tierras raras, ha transformado a Mozambique en un centro de extracción internacional. Las multinacionales han obtenido acceso a la riqueza del país con el apoyo de Frelimo, pero las comunidades locales sufren la desposesión de sus tierras y degradación ambiental. A medida que la riqueza fluye fuera de Mozambique, una camarilla de élites e inversores extranjeros se beneficia a expensas de la autonomía económica de la nación. Mientras tanto, la gran desigualdad de ingresos se amplía y la pobreza persiste, creando un panorama sociopolítico precario donde las quejas de la gente se intensifican.

Fraude electoral y erosión de las instituciones democráticas

Las elecciones de 2024 sirvieron como chispa del descontento. A pesar de las convincentes pruebas de la oposición, el CNE declaró la victoria del candidato de Frelimo, Daniel Chapo, con una asombrosa mayoría (70%). Esta declaración provocó la indignación nacional, y la población lo vio como otra demostración más de la manipulación de Frelimo del proceso electoral. Los líderes de la oposición, en particular Venâncio Mondlane de PODEMOS, presentaron pruebas de su victoria al Consejo Constitucional, acción que refleja la creciente frustración con la monopolización del espacio político por parte de Frelimo.

Alimentando la controversia, el CNE no fue capaz de publicar los registros de votación originales para su escrutinio, alegando que habían sido robados. Más tarde, el Consejo Constitucional desafió al CNE para que explicase una discrepancia entre la participación de los votantes y los votos recontados, porque estos últimos superaban sospechosamente la participación. Tales incidentes han alimentado la percepción pública de que el sistema electoral de Mozambique es, en el mejor de los casos, ineficaz y, en el peor, cómplice de la captura del estado por parte de una élite gobernante.

El descontento de los jóvenes y el papel de la influencia extranjera

El rechazo generalizado de los resultados electorales ha llevado a la juventud de Mozambique a la vanguardia de la resistencia. Muchos jóvenes, que representan una parte sustancial de los votantes, no tienen lealtad histórica a Frelimo como partido de la liberación. Para ellos, Frelimo representa décadas de promesas incumplidas, aumento del desempleo y barreras para el avance socioeconómico.

Dirigidos por Venâncio Mondlane, los jóvenes están protestando activamente, saliendo a las calles desafiando lo que ven como un futuro robado.

El gobierno ha respondido con mano dura. La represión policial de las manifestaciones ha provocado víctimas, y figuras clave cercanas a Mondlane, incluido su abogado y un asesor político de alto nivel, han sido asesinados. Los dirigentes de Frelimo, alegando influencia extranjera en las protestas, han intentado enmarcar los disturbios en una conspiración internacional para desestabilizar el país y apoderarse de sus recursos. Sin embargo, tales acusaciones suenan vacías, particularmente dada la colaboración histórica de Frelimo con corporaciones extranjeras para explotar los recursos de Mozambique.

El silencio del presidente de Mozambique, Filipe Nyusi, se ha sumado a la tensión. Los informes sugieren que Nyusi viajó recientemente a Ruanda, un país cuyo líder, Paul Kagame, ha proporcionado asistencia de seguridad a Mozambique en la zona de conflicto de Cabo Delgado. Dada la estrecha alianza de Kagame con Nyusi, algunos analistas sospechan que el viaje puede haber sido un retiro táctico en medio de las preocupaciones de un posible golpe de estado. Esta especulación subraya la fragilidad de las instituciones de Mozambique y el mayor papel de los actores extranjeros en el mantenimiento del status quo.

La necesidad de un cambio sistémico

Los desafíos a los que se enfrenta Mozambique no pueden abordarse con reformas superficiales; la infraestructura política del país requiere una reforma fundamental. La falta de transparencia en los procesos electorales, la falta de independencia del CNE y la naturaleza partidista del poder judicial de Mozambique son cuestiones críticas que exigen una acción inmediata. Además, el control ejercido por el partido gobernante sobre la policía y el ejército perpetúa un sistema en el que el poder se mantiene a través de la fuerza en lugar del consentimiento.

La encrucijada de la democracia y el autoritarismo

Mozambique se encuentra en una encrucijada. El Consejo Constitucional se enfrenta a la difícil decisión de anular las elecciones, declarar a Mondlane ganador o confirmar la presidencia de Chapo. Cada opción conlleva riesgos, pero el hecho de no abordar las quejas del público probablemente profundizará la inestabilidad en Mozambique. La resistencia liderada por los jóvenes indica un rechazo de un sistema político que no ha evolucionado junto con las aspiraciones de su pueblo. Si Mozambique elige enfrentar sus deficiencias democráticas u opta por afianzar aún más sus estructuras autoritarias determinará no solo su futuro, sino también su lugar dentro de una comunidad global que valora cada vez más la transparencia y la responsabilidad.

En Mozambique, la exigencia de reforma ya no es solo una reivindicación, es un imperativo. Una auténtica renovación democrática podría empoderar a Mozambique para aprovechar sus ricos recursos para el bien común, yendo más allá del legado de la liberación hacia un futuro de gobernanza equitativa y responsable.

Boaventura Monjane

periodista y académico mozambiqueño. Investigador del Instituto de Pobreza, Tierras y Estudios Agrarios de la Universidad del Cabo Occidental. Director del Programa de Solidaridad para África Occidental y Haití en Grassroots International.

Fuente:

https://www.amandla.org.za/mozambique-on-the-brink-post-election-crisis-and-youth-led-uprising-for-change/