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A finales de la semana pasada, Estados Unidos informó a los dirigentes golpistas de Níger que cumpliría con su petición de retirar las fuerzas estadounidenses estacionadas país, que habían estado operando allí en acciones antiterroristas durante más de media década. Casi al mismo tiempo, han aparecido informes de que las autoridades de Chad habían enviado una carta este mismo mes al agregado de defensa estadounidense con base en el país, ordenándole que cesara las actividades en una base que alberga tambien tropas francesas.
La posible retirada de un destacamento de las Fuerzas Especiales estadounidenses con base en Chad supondría otro golpe para la presencia de seguridad occidental en el Sahel, la amplia región árida que se extiende debajo del desierto del Sahara y que en los últimos años ha visto una ola de golpes de estado que han derribado una serie de gobiernos de la frágil región central y de África Occidental. Está previsto que Chad celebre elecciones en mayo , y los requerimientos dirigidos a Estados Unidos pueden suponer un cierto acicalamiento nacionalista por parte del vulnerable liderazgo interino del país.
En otros lugares, la evidencia es todavía más cruda. Los sucesivos regímenes golpistas en Mali, Burkina Faso y Níger han derribado a gobiernos débiles liderados por civiles; han criticado airadamente la presencia de la antigua potencia colonial, Francia; y se han vuelto hacia Rusia y China en busca de apoyo. Hasta el golpe del año pasado, los diplomáticos occidentales veían a Níger como una especie de baluarte democrático en una región donde las juntas y las insurgencias islamistas radicales estaban ganando terreno. Ahora su régimen ha manifestado con firmeza su alejamiento de la antigua metrópoli, expulsando a las tropas francesas antes de actuar para poner fin a la importante huella estadounidense en las tierras altas desérticas del país.
“El acuerdo significará el fin de una presencia de tropas estadounidenses que ascendía a más de 1.000 efectivos y pondrá en duda el estatus de una base aérea estadounidense de 110 millones de dólares que sólo tiene seis años”, informan fuentes solventes. “Es la culminación de un golpe militar del pasado año que derrocó al gobierno democráticamente elegido del país e instaló una junta que ha declarado 'ilegal' allí la presencia militar de Estados Unidos”.
La salida de Estados Unidos de Níger se produce tras la llegada al país este mismo mes de un destacamento de instructores militares rusos. Le Monde ha descrito que este despliegue ha estado precedido por la llegada de un centenar de oficiales del Cuerpo de África, el renombrado grupo paramilitar ruso sucesor de la organización mercenaria Wagner, que tenía una presencia amplia y oscura en África antes de disolverse a finales del año pasado.
"Su misión oficial era entrenar al ejército de Níger, particularmente en el uso de un sistema de defensa antiaéreo suministrado por Rusia", indicaba el periódico francés . “Tres meses antes, el Primer Ministro de Níger había volado a Teherán para esbozar planes para una cooperación más estrecha con Irán, sin proporcionar ningún detalle sobre la naturaleza de los contratos previstos. Todo ello supone un claro motivo de preocupación para los países occidentales, particularmente para Estados Unidos”.
Todos estos hechos suponen “un golpe a los esfuerzos antiterroristas occidentales en el Sahel y Libia”, me indicó Ulf Laessing, jefe del programa Sahel de la Fundación Konrad Adenauer, un grupo de expertos alemán. “Quizás incluso peor: una retirada de Estados Unidos abrirá aún más la puerta a una expansión de Rusia e Irán en el Sahel”.
Un cúmulo de intrigas geopolíticas recorre la región. “Al igual que Libia, esta parte de África se ha convertido en un campo de juego para potencias extranjeras, entre ellas Rusia, que proporciona seguridad a regímenes golpistas y orquesta campañas masivas de desinformación que conducen al derrocamiento de las fuerzas occidentales”, observaba un editorial de Le Monde . "Esta es una tendencia importante, de cuyo coste se han dado cuenta demasiado tarde europeos y estadounidenses, sin saber ahora cómo responder".
El Wall Street Journal ha sido más contundente en su propio editorial : “En la nueva era de competencia entre las grandes potencias, África es un lugar donde Estados Unidos está perdiendo”.
China, menos llamativa que el oportunista Kremlin, se ha abierto paso de manera constante hacia Níger. La junta del país ha anunciado esta semana que una compañía petrolera estatal china había realizado un pago anticipado de 400 millones de dólares por compras de crudo del campo Agadem de Níger. El acuerdo, estructurado con pagos adicionales de intereses a la compañía china, ayudaría al gobierno de Níger, con problemas de liquidez, a afrontar las crecientes deudas internas.
Algunos nigerinos que han hablado con mis colegas en la capital, Niamey, ven a la junta ejerciendo un nuevo tipo de soberanía después de años de desmesurada presencia francesa. “¿Por qué es un problema para los estadounidenses y Francia que los rusos nos ayuden?” dijo Abdoulaye Oussein, de 51 años. "Creo que somos libres de tomar nuestras propias decisiones"
Una nueva encuesta de Gallup muestra una aprobación importante de Rusia y China en muchas partes del Sahel. “El año pasado, China registró el índice de aprobación más alto en África en más de una década”, me dijo Julie Ray, editora jefe de noticias mundiales de Gallup. “Ha logrado un apoyo sustancial en los países de África occidental, lo que la situa dos puntos porcentuales por delante de Estados Unidos”.
Cuando Rusia invadió Ucrania en febrero de 2022, perdió un apoyo significativo en todo el continente. Pero, añadió Ray, “la imagen de Moscú se ha recuperado desde entonces”, especialmente en el Sahel, donde ha conseguido altos índices de aprobación en Mali, Burkina Faso y Chad.
“Washington no es consciente de cómo se está manifestando”, ha comentado a mis colegas este mes Cameron Hudson, investigador principal del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales . "Han convertido a Rusia en el hombre del saco en todo esto, como lo han hecho los franceses, pero esa es una manera de desviar la responsabilidad y evitar cualquier tipo de análisis sobre las políticas que ha seguido Estados Unidos".
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