Dipo Faloyin: “Películas como ‘Memorias de África’ glorifican el colonialismo. Los africanos sonríen al fondo o son parte de una tribu que da saltitos”. Ana Carbajosa, El Pais. 23 de septiembre de 2024.

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9/23/24
Política
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Dipo Faloyin (Chicago, 35 años) es un tipo pausado y amable, capaz de canalizar su frustración a través de argumentos bien construidos. Le indigna ver África reducida a la imagen de millones de hambrientos que conviven con animales salvajes en la sabana. Él creció en Lagos, una megalópolis vibrante de 15 millones de habitantes, en la que los tigres y los elefantes solo se ven en la televisión.

Faloyin expone sus argumentos con minuciosidad en África no es un país (Capitán Swing), el libro que dedica a deconstruir esa imagen estereotipada y reduccionista de 54 países en los que se hablan más de mil lenguas y vive una población muy joven y urbana.

El autor repasa los estragos del colonialismo y su legado en la obra cultural de Occidente. Películas, libros, expolios artísticos y ONG con salvadores blancos vestidos de caqui de pies a cabeza. Todos pasan por la trituradora Faloyin, que nos recuerda que de buenas intenciones está el infierno lleno y que no todo vale en nombre de frenar el hambre en el mundo.

En una cafetería al este de Londres, donde vive el escritor y donde estudió de joven en un internado, Faloyin se explaya en por qué en películas como Memorias de África los personajes africanos “no tenían vidas por sí mismos. Solo existían para apoyar al personaje occidental, sonreír o formar parte de un grupo tribal que daba saltitos arriba y abajo”. A él le interesan las historias cotidianas, el amor y la amistad, a las que los africanos parecen no haber tenido derecho fuera de las fronteras de África durante décadas.

Pregunta. Su libro es casi un manifiesto de protesta. ¿Qué le animó a escribirlo?

Respuesta. Es algo con lo que he vivido gran parte de mi vida. Crecí en Nigeria, en Lagos, y cuando tenía 11 años, vine a un internado al Reino Unido. Fue una experiencia maravillosa, pero desde una edad temprana, pude ver lo que la gente pensaba de África, cómo lo veían sólo a través del prisma de la pobreza y de los safaris. A algunas personas les resulta difícil imaginar mi ciudad natal, con todo lo que esperas en una metrópolis, restaurantes, bares, cines y pobreza también. Así son las ciudades. Siempre me ha frustrado que no se aprecie la diversidad de identidades y experiencias de los nigerianos y de todo el continente.

P. ¿Qué le decían en el internado?

R. La gente se cree que tienes leones y tigres como mascotas en casa, que la pobreza está en todas partes a tu alrededor. Ese tipo de cosas son las que la gente conoce de África. Muchos no tratan de ser malos o desagradables, es con lo que crecieron.

Dipo Faloyin posa en Hackney (Londres) el pasado miércoles.Manuel Vázquez

P. En su libro destroza algunas producciones culturales de mucho éxito en todo el mundo. ¿Cuál es el caso que considera más escandaloso?

R. Toda esa generación de películas como Memorias de África, muy coloniales, ha tenido un gran impacto, porque en cierto modo glorificaban el colonialismo. Hicieron de los africanos personajes secundarios que no tenían vidas por sí mismos. Solo existían para apoyar al personaje occidental, sonreír al fondo o formar parte de un grupo tribal que daba saltitos arriba y abajo. Me interesan los matices, las historias cotidianas de la vida y el amor y la amistad. Ir a trabajar, perder el empleo… Ese tipo de cosas que creo que han faltado.

P. A la vez, la música afrobeats o películas como Wakanda Forever conquistan el mundo. ¿Puede la cultura lograr lo que la política no ha conseguido?

R. Absolutamente. La cultura desempeña un papel muy importante en nuestra percepción del mundo y es muy importante dar a los creadores africanos la plataforma para contar sus propias historias. Está sucediendo con el afrobeats. En Europa vemos a jóvenes cantando canciones en yoruba aunque no entiendan la letra, vemos que la gente de la diáspora africana quiere volver a casa, visitarla y experimentar por sí misma esa energía.

P. Es también muy crítico con algunas campañas contra la pobreza en África. ¿Por qué cree que han sido tan dañinas?

R. Porque encontraron una manera de recaudar mucho dinero muy rápido gracias a ciertas imágenes y estereotipos. Si nos fijamos en la letra de Do They Know It’s Christmas [¿Saben que es Navidad?, la canción de Bob Geldof y Midge Ure, que en los ochenta recaudó millones para luchar contra la hambruna en Etiopía], habla de un lugar donde hay miedo, donde no hay agua corriente y la única agua son las lágrimas de la gente. Describe a 1.400 millones de personas que apenas sobreviven, que literalmente no saben que es Navidad porque sus vidas son miserables. Esas canciones pegadizas protagonizadas por famosos fueron para mucha gente su primer contacto con África.

P. Habla también del salvador blanco bienintencionado que viaja para salvar a los africanos.

R. Mucha gente es genuinamente bienintencionada. Hablo de un tipo muy específico de voluntariado que prioriza sus sentimientos y sus imágenes por encima de las vidas de los que están sobre el terreno. Son imágenes que en Europa no tomaríamos ni difundiríamos. ¿Cogerías en Europa a un niño que acabas de conocer, te harías una foto con él y la publicarías en tus redes sociales? Estas son las cosas que refuerzan la idea de que estamos indefensos.

P. ¿Qué le diría a un joven español que está pensando en hacer un voluntariado el próximo verano en un país africano?

R. Le diría que considerara qué habilidades tiene que realmente puedan ayudar y que las aplique apoyándose en el consejo de personas sobre el terreno. Que recuerde la dignidad de las personas con las que interactúe, que les trate con respeto, como lo haría en su propia ciudad.

P. En África y en Europa se escuchan con mucha fuerza voces que exigen revisar el pasado colonial. ¿Por qué ahora?

R. Los jóvenes del continente tienen ganas de cambiar la forma en que se ha hablado de África y del colonialismo, porque está impregnado de ideas erróneas y mitos que se han transmitido durante demasiado tiempo. Siempre ha habido un deseo en el continente de que se respeten sus identidades y se aprecie lo que les fue arrebatado por el colonialismo, pero encontró una nueva corriente de energía con las protestas de Black Lives Matter de 2020 junto a una generación de jóvenes, en Occidente, más dispuestos que ninguna otra a hablar de raza, la identidad, historia y colonialismo. Quieren demostrar cómo el colonialismo no es algo que terminó un día, sino que ha encontrado nuevas formas.

P. ¿Por ejemplo?

R. Los artefactos y obras de arte que están en museos europeos. Hablamos de ello como si fuera un robo que ocurrió hace mucho tiempo, en lugar de un robo continuo.

P. Nos hemos sentado para hablar de que África no es un país y acabamos hablando de África en general.

R. Es normal. También hablamos de Europa y de la relación entre los países de la OTAN. Es una región geopolítica. Podemos hablar de África, y al mismo tiempo apreciar las dinámicas individuales de cada país, y creo que eso es lo que ha faltado a menudo.

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En la fotografia de cabecerra: El escritor Dipo Faloyin en Londres el pasado miércoles.Manuel Vázquez

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